Santo Domingo.-El nivel de asedio por parte de vendedores informales, parqueadores, buscones y otros “ofertantes” ha llegado a un nivel extremo, ya que se han expandido por importantes espacios públicos del país y en especial de la capital.
La situación mantiene en un acoso constante a la ciudadanía que al parecer está indefensa ante esta problemática que parece no tener límites.
Sin importar que sea en la calle o en la playa, en los alrededores de algunas instituciones públicas o privadas, en los conciertos y hasta iglesias, allí aparece un creativo del comercio informal que con su insistencia se convierte en una especie de talón de Aquiles para el ciudadano.
“Esto se está saliendo de control y no hay quien haga nada por nosotros. Si llego al semáforo me aparecen hasta 8 personas insistiendo para que le compre tal o cual cosa o por supuesto los famosos limpiavidrios”, manifestó hastiada María Sánchez, residente en Santo Domingo Este.
La queja no es para menos debido a la proliferación de estos grupos que incluso afectan el turismo.
“Tengo un día aquí en el país y el desagrado más grande que me he llevado son de los guías que quieren que obligado yo requiera sus servicios”, dijo el mexicano Ender Rodríguez, que se encuentra hospedado en la Ciudad Colonial.
“Cuando te aparecen lo que quieres es irte rápido de donde estás”, lamentó.
No todos somos iguales
Ramón de los Santos, quien ya llegó a sus 55 años, tiene más de 20 dedicados al comercio informal en los semáforos.
Con el rostro totalmente sudado debido a las altas temperaturas, reconoce que hay un alto nivel de asedio de parte de muchos de sus “colegas”, pero indica que él oferta y si no le compran continúa adelante.
“No todos somos iguales y si estamos aquí es ganándonos el sustento de cada día porque no hay fuentes de empleo y uno debe ponerse a hacer lo que sea si está bien hecho para buscarse el peso”, explicó mientras se secaba la cara.
De su lado, Wilson Martínez, quien se dedica a vender guayabas en los semáforos, indica que muchos insisten porque así convencen a los compradores que están dudosos.
“Tú sabes eso es una estrategia que muchos usan para que la gente le compre”, dijo sin tener presente la molestia que causan estas acciones.
Los más creativos
A los tradicionales limpiavidrios y parqueadores que son a quienes los ciudadanos identifican como los principales “hastiadores” se suman otros “creativos”.
Recientemente en algunas intersecciones del Gran Santo Domingo con tambora y güira en mano tríos de jóvenes aprovechan el cambio a rojo del semáforo para tocar algún mambo y rápidamente insistir a los conductores que le den alguna propina.
Por su lado, los parqueadores con tarifas que van desde los RD$20 hasta los RD$150 para que un conductor aparque su vehículo en un lugar público, siguen siendo dolores de cabezas para la ciudadanía.
Las autoridades no han sido competentes
Las intersecciones de las avenidas donde se da el mayor asedio por parte de vendedores informales, limpiavidrios y otros, no han podido ser controladas estas prácticas que inquietan a la ciudadanía.
En menos de dos años la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) ha anunciado en reiteradas ocasiones que retirará a los limpiavidrios y los demás “buscones” de esas vías, sin embargo, esas medidas no han tenido su efecto ya que al cabo de días los mismos vuelven a sus espacios habituales.
“Se necesita una solución definitiva a esta problemática para que esto sea regulado por las autoridades y no simplemente una solución mediática como hasta ahora ha sido”, manifestó Carlos de la Cruz.