«Me llama un amigo y me dice: asómate al balcón, que hay una nube negra, arriba de los tanques de combustible».
«Creo que cogieron candela».
El realizador audiovisual y director de fotografía cubano Miriel Santana se encontraba en su apartamento cuando la tarde del viernes comenzó el incendio en la zona industrial de Matanzas, unos 80 kilómetros al este de La Habana.
Un depósito con unos 25.000 metros cúbicos de petróleo había entrado en llamas por el impacto de un rayo, según las autoridades cubanas.
«Una bola de fuego impresionante»
Santana, de 30 años, ha vivido y captado el que se considera el mayor incendio en décadas en la isla desde una posición privilegiada, ya que su balcón da a la carretera que une Matanzas con la base petrolera.
«Me asomo al balcón y, en efecto, salía la humareda negra de uno de los tanques, y comienzo a hacer fotos. Posteo en las redes y veo que otra gente empieza a compartirlo también. Eso fue como a las 7 de la tarde, había una tormenta», relata a BBC Mundo.
«Y dos horas después llega la primera explosión, gigantesca, una bola de fuego impresionante».
El depósito que alcanzó el rayo había estallado y propagado el fuego al segundo de los ocho tanques, cada uno con 50.000 litros de capacidad, de la mayor base de almacenamiento de combustible de Cuba.
Y Santana, desde su balcón, retrataba el angustioso paso de las horas.
«Me dolía cada foto»
«Desde que vi el humo estuve parado en el balcón. Pensábamos que la primera explosión había sido grande, muy impresionante, pero no fue ni remotamente lo que vivimos días después».
Asegura que al principio le costaba tomar imágenes: «cada una que hacía me dolía, porque era una situación muy triste. Matanzas tiene una bahía muy bella y ver esa columna de humo levantándose me lastimaba».
«Pero mucha gente me pidió que los mantuviera informados, que no me desmotivara, y eso me dio incentivos para hacer una especie de cobertura con fotos, con videos, con time-lapse».
La cámara fija del joven realizador grababa en dirección al incendio la noche del domingo cuando se produjo la gran explosión en el segundo depósito.
«Estaba a 3 kilómetros y sentí que me quemaba«, asegura.
Las imágenes secuenciales del time-lapse muestran la virulencia de la explosión, que por varios segundos tendió un manto de luz y calor sobre esta capital de provincia de más de 150.000 habitantes.
«Cada dos horas explotaba algo»
«Lo primero que pensamos mi pareja y yo es que, si nosotros sentíamos eso tan lejos, qué sería de la gente que trabajaba en el lugar, los bomberos y la Cruz Roja. Fue más chocante ponernos en la piel de los que estaban ahí que lo que habíamos visto en realidad», explica el autor del vídeo.
La mañana del lunes continuaron las explosiones y se espesó la negra columna de humo emanada por el incendio hasta el punto, asegura, de que no se veía nada en la zona industrial.
«Nos despertamos con sirenas de bomberos que se retiraban, unos 20 o 30 vehículos comenzaron a bajar por mi calle y empezamos a ver personas corriendo despavoridas desde la barriada de al lado».
«Ahí recogí las cosas y nos fuimos para la zona de la playa», atestigua.
Ya desde más lejos, al otro lado de la bahía, comprobó que el incendio seguía sin control: «cada dos horas explotaba algo«.
«Aun estando a 4,5 kilómetros del centro de las explosiones sentías el impacto de calor y veías las montañas de fuego que se levantaban».
Afortunadamente para los vecinos de Matanzas el viento ha soplado en dirección oeste, por lo que el aire tóxico no les ha afectado como a otras localidades de la costa noroccidental desde las que llegan testimonios de lluvia negra y contaminación de aire, suelos y aguas.
Los trabajos de extinción
La única víctima mortal registrada hasta el momento es un bombero de 60 años, aunque 14 personas permanecen desaparecidas, según los últimos datos oficiales del gobierno cubano este martes 9 de agosto.
También hay 106 heridos de los que 19 están hospitalizados, cinco de ellos en estado crítico y dos graves.
Las autoridades cubanas tratan de sofocar el fuego con ayuda de barcos, helicópteros, personal y otros equipos enviados por México y Venezuela, países petroleros con más recursos para afrontar este tipo de sucesos.
Santana indicó a BBC Mundo que, con las imágenes que ha captado estos días, planea hacer un documental para que la tragedia de Matanzas, su ciudad natal, no quede en el olvido.