Los cinéfilos -especialmente desde el canon de la crítica-adolecemos en ocasiones de autosuficiencia ruin, desalmada y, ausentes de sentido introspectivo, creamos una burbuja donde todo análisis debe girar en torno al cine mismo, olvidando que esta síntesis de las artes es solo otro mecanismo expresivo del ser humano.
Cuando comparas obra literaria y cinematográfica, «¡Vade retro! Son dos lenguajes diferentes». Ambos campos gravitan alrededor de la imaginación. Es sobre la presencia o ausencia de su espíritu en una película, libro, cuadro, fotografía o vivencia, que al final del día posamos la mirada.
Mis 500 locos: el texto imprescindible
De origen libanés por ambas ramas y nativo de San Pedro de Macorís, el doctor Antonio Zaglul logra consagración y admiración colectiva con la publicación en 1966 de su libro más leído: Mis 500 locos, sentidas y populares memorias sobre su dirección del manicomio de Nigua, que hacía frontera con el leprocomio y una finca de Trujillo. Exuda en la Constitución de su prosa una ostensible preocupación por la higiene mental de una sociedad traumada por el sopor de un régimen de terror que se espació por 31 años; con el encanto de lúcido ensayista, fractura lo factual y ficcional, narrando erudito el origen mismo de la psiquiatría, sus figuras señeras, escuelas y el caleidoscopio de trastornos que se van enhebrando con la faceta lúdica y rítmica de nuestra dominicanidad, a la vez que tiende el sofá a lo largo de la obra , para tratarnos la inasibilidad que de cierta manera facilitó la perpetuación de ese mal trujillista –amor no quita conocimiento-, legando desde temprano una gran enseñanza de la que aún somos refractarios: habitar nuestra fragilidad, emanciparnos y luchar por la salida constante de un sol insular identitario y equitativo.
Mis 500 Locos en el cine
Trastornado su estreno a principios de un 2020 arrinconado por el patógeno, la adaptación de Mis 500 Locos arribó a las salas de cine, siendo el primer estreno dominicano en tan peculiares circunstancias; como rasgos redimibles se destacan el diseño de producción de Lorelei Sanz y la dirección de arte a cargo de Patricia Duarte, el diseño de vestuario de Nesmary López, la decoración de set por parte de Claudia Madera y el maquillaje de Thalia Méndez junto a Odette Perie. Esta conjunción de talentos remarca el tono noir, blueseado que persigue la lente de Luis Enrique Carrión, y como aparentemente los concibió la realizadora Leticia Tonos quien, en el tercer opus, alcanza su mejor registro técnico.
De bruces cae el filme en su corpus argumental. Y sorprende, porque en el guion bipartito, Lenin Comprés comparte créditos con un autor teatral caracterizado por concebir con humor cáustico obras de personajes de periferia, con pasados lastrados, emocionantes, sobrecogedores e inolvidables que dictan pulsión divina: el Waddys Jáquez de Pargo, Los pecados permitidos, y de Cero (el antídoto somos todos), por mencionar solo dos de sus montajes teatrales que trascienden las tablas, y que usualmente ha incorporado conceptos multimedia, luce ausente en una versión cinematográfica que da la espalda a historias y personajes que dentro del texto del doctor Zaglul, brillan incesantes. Los escritores se decantan en cambio por fusionar peregrinamente historias de pacientes, importantizan actores muy laterales de la narración original para privilegiar el manido conflicto del héroe contra el villano, rompiendo la rosca, impidiendo que la atmósfera opresiva se cierna inherente y descontracturada.
Y en el manicomio del set, algunas sorpresas legítimas: Rick Montero como el carismático oficial venezolano que vino a destierro con el dictador Pérez Jiménez, y que perdió la brújula emocional en este lado del caribe, es lo más consistente del filme junto a Lia Chapman- Pichirili, la madama del lugar-, haciendo contrapunto a un desangelado Luis José Germán, que no hace honor al probado vitalismo y empático carácter del doctor Antonio Zaglul, conspirando en el rol principal contra la integridad del filme. El resto oscila entre la funcionalidad a secas y la sobreactuación.
El problema de Mis 500 Locos adaptado al cine, es un bache antológico que caracteriza a las estructuras terceractistas y del camino del héroe: buscan virtudes perfectas, en detrimento de lo verdadero-que como sabemos es indeterminado, inconcluso-; el doctor Antonio Zaglul en cambio pobló sus narraciones de imágenes, mezcló géneros, compendió sapiente una historia de ciencia, logrando emocionar y reflexionar a raudales.
Mis 500 locos
Año: 2020, República Dominicana.
Duración: 95 mins.
Género: Drama, Biográfico.
Directora: Leticia Tonos
Producción: Rafael Elías Muñoz
Reparto: Luis José German, Jane Santos, Pavel Marcano, Lia Chapman, Rick Montero.