Con la destitución de Luz del Alba Jiménez ya son dos ministras de la Juventud cuyas cabezas han rodado tras escándalos de corrupción en el aún joven gobierno de Luis Abinader. La primera fue Kimberly Taveras.
Desde su creación, con escasas excepciones, ese ministerio ha sido cuna de escándalos, un modelo de clientelismo y corrupción. Una vergüenza para la juventud dominicana.
Un ministro y seis viceministros devengando buenos salarios. Si acaso un premio anual, repartición de becas a discreción y una que otra dádiva. Un verdadero dispendio.
No he escuchado el primer argumento capaz de convencerme de que ese ministerio sirva para algo trascendente, más allá de ser parte del botín estatal, un espacio para ubicar a algunos compañeritos del partido.
Por esas simples pero poderosas razones, si yo fuera Abinader cierro eso. Por lo menos durante los próximos tres años. Sí, cerrar ese ministerio y mejor aún eliminarlo, sería un aporte a las arcas del Estado que se ahorraría buena parte de los 650 millones que le asigna cada año (RD$2,600 millones en cuatro años).
En lugar de botar dinero pagando salarios, viáticos, combustible y otros beneficios a gente que no aporta nada ni al Estado ni a la sociedad, este y cualquier gobierno debería empeñarse en aumentar el capital social del país, que solo se logra estudiando y con trabajo.
Por eso, insisto en que el Ministerio de la Juventud debería ser clausurado y que los recursos que allí se mal invierten se utilicen en becas para que jóvenes destacados puedan estudiar en las mejores universidades, tanto en el país como en el extranjero.
También podrían destinarse esos recursos en dar más apoyo a las Mipymes, a jóvenes emprendedores para que puedan desarrollar proyectos de innovación tecnológica, en modernizar el aparato productivo.
Pero sobre todo, esos 2,600 millones de pesos bien servirían para proporcionar más recursos al Infotep (Instituto de Formación Técnico Profesional) donde cientos de jóvenes podrían recibir capacitación para conseguir un empleo, iniciar o mejorar su propio proyecto.
Con el monto anual del sueldo de un viceministro se podría pagar una beca a dos o tres jóvenes para que se formen en el extranjero en cualquier especialidad.
Además de todo lo dicho, la existencia de un Ministerio de la Juventud incluso es discriminatorio, porque si no queremos ser injustos habría que crear entonces un ministerio para la vejez, otro para la niñez, y otro para la tercera edad.
Por tanto, no tiene sentido que haya instituciones como el Ministerio de la Juventud.
Cierren eso por favor.