SANTO DOMINGO.-El intercambio comercial con Haití, país con el que República Dominicana ha tenido un balance comercial positivo, está atravesando su peor momento.
Hace casi dos meses desde que el presidente Danilo Medina decretó el cierre del país como forma de prevenir la proliferación de casos importados de Coronavirus, y desde entonces, en los cuatro puntos fronterizos terrestres, el bullicio que les caracterizaba por el constante movimiento y las manifestaciones de vida han sido reducidos a solo presencia militar.
En 2019, la Dirección General de Migración contabilizó 278,247 entradas formales desde Haití y 237,968 salidas.
Este flujo migratorio involucró también exportaciones a la parte oeste de la isla por un valor de US$826 millones en el comercio formal.
Debido a su formalidad, empresarios y empleados de este sector han podido contar con algunas de las medidas adoptadas por el gobierno ante la crisis, como la exención de pago de la cuota del anticipo y apoyo económico a través del programa Fase.
Pero no sucede así con el sector informal, que se da con el trasiego de productos y servicios que no son reportados a las autoridades aduaneras de ninguno de los dos países y que significa un monto similar y hasta superior al formal, si se excluyen las zonas francas. “Los más golpeados son los comerciantes informales que es donde conviven las grandes actividades comerciales y la necesidad de subsistencia y a los tales no llega el programa fase”, dijeron los economistas Juan del Rosario y Wagner Gomera, quienes se dedican a la investigación de temas de la frontera.
Pérdidas millonarias
Estimaron que hasta el momento se han perdido unos US$129 millones en el mercado informal durante los meses marzo, abril y mayo, lo que representa el 16% de las estimaciones de dicho comercio.
Uno de estos comerciantes, presidente de la Asociación de Vendedores de Huevos de Jimaní, Laureano Santana, declaró al colectivo que dirige en bancarrota, ya que no solo han sido paralizados los últimos dos meses, sino que arrastran las secuelas de la irregularidad social que vivió el vecino país durante el 2019.
Santana pronosticó que muchos de sus asociados no podrán regresar a la actividad comercial a menos que sean auxiliados.
“Deseamos que de ser posible el gobierno nos facilite préstamos o nos brinde otras opciones, entre las cuales esté una negociada apertura gradual con las autoridades haitianas, porque de esto es que nosotros vivimos”, dijo.
Desde el año los comerciantes de la frontera han presentado una situación crítica porque debido a la revuelta de Haití, empezamos a trabajar en noviembre. “Ya los bancos no nos prestan y en las financieras tienen nuestros vehículos”, informó Santana.
Localización
— Los afectados
Entre los más afectados en el comercio informal están los productores de huevos de Moca; de vegetales de Constanza y Ocoa; los productores de arroz de San Juan, Montecristi y Valverde Mao y los de habichuela de Elías Piña.