En un mundo en que las revistas y publicaciones científicas o culturales, propias del ámbito universitario, son, en su mayoría, un nostálgico recuerdo, cuando no una aspiración a superar la escasez de recursos financieros para su mantenimiento en ediciones de papel; o bien, luchan por trascender los retos de la cultura digital y las ediciones virtuales, la revista “Ciencia y sociedad”, en cambio, se ha mantenido por espacio de cuatro décadas y se ha convertido en un referente internacional de publicaciones de su género.
Esta importante publicación ha sido, desde su creación en el año 1975, con apenas tres años de operación docente del Intec, alma, espejo y puente de los pilares conceptuales que dieron origen a la universidad en 1971, entre los que destacan la excelencia académica, el pensamiento como instrumento crítico, transformador y conciencia ética de la sociedad, como también, la investigación científica y proyección cultural.
Desde sus primeros años, en un contexto universitario marcado por los desafíos que imponían a las conciencias libertarias y los entes pensantes de la nación las condiciones y privaciones económicas, políticas, jurídicas y sociales propias del decenio de los 70, la revista ejerció su triple función de alma, espejo y puente de los ideales del Intec, constituidos por la sed de conocimiento y la visión desarrollista y transformadora de hombres y mujeres que apostaron a la educación superior de calidad y a la formación integral de nuevas generaciones de profesionales con elevados estándares en valores humanos, sensibilidad social y conciencia crítica y estratégica respecto de los problemas más estremecedores y profundos, pero también, de las más grandes aspiraciones de la sociedad dominicana.
Sus directores, reconocidos en un hermoso acto encabezado por el rector Rolando Guzmán, la directora de Investigación, Emprendimiento e Innovación, Andrea Paz, y la directora de la Biblioteca, Lucero Arboleda de Roa, además de otras autoridades administrativas y docentes del Intec allí presentes, han sido Miguel Ángel Heredia Bonetti (1975-1977), Manuel M. Ortega (1977-1979), Jorge Max Fernández (1979-1980), Juan Luis Abascal (1981-1987), José Mármol (1987-1990), José Ramón Albaine Pons (1990-1993) y Antonio Fernández (1993-2011).
Como ejemplo de continuidad de la visión originaria de “Ciencia y Sociedad”, subrayo las palabras que en la edición conmemorativa del cuadragésimo aniversario expresara su actual director, Ramón Fari Rosario, en el sentido de que la revista mantiene su ferviente deseo de convertirse en una publicación paradigmática y reconocida por su apego al pensamiento crítico y estratégico, a la solidaridad y la expresión libre que funda e incita la continuidad y calidad de las investigaciones.
Estas características peculiares, resalta Rosario, forman su perfil, su ADN y marcan su vocación de trascendencia.
El nuevo liderazgo del país, especialmente, en las esferas del pensamiento académico avanzado, los profesionales independientes con valores humanísticos, el empresariado socialmente responsable, y la administración pública tecnificada, innovadora y con visión de servicio ético y transparente a la población, ese liderazgo tiene en el Intec y en su órgano de integración, modelamiento y proyección de su ADN visionario, como lo es la revista “Ciencia y Sociedad”, a sus más singulares catalizadores y estandartes, a sus promotores más comprometidos con un mejor futuro y una sociedad más equitativa para todos los dominicanos.
Esta singular y relevante revista ha sido el alma de la universidad inteciana, el espejo en que se ha reflejado su evolución y el puente que la ha vinculado con la realidad y con los tiempos, para hacerla cada vez más imprescindible, como pulmón del pensamiento y el espíritu democrático, para beneficio del presente y futuro de la nación y su gente.