Si Churchill hubiera conocido al ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez, de amplia experiencia política y legislativa, quizás habría dicho: “Nunca un hombre tan grandote tuvo un apodo tan diminutivo”.
Relajo aparte, preocupa que Chu haya confesado que muchos policías actúan ajenos a las directrices de seguridad que traza su Ministerio, encargado constitucional de esas políticas públicas.
El desahogo fue refiriéndose a los desmanes de bandas que desafían a la Policía en Villa Mella, decretando “toques de queda” que hasta algunas temerosas autoridades cumplen.
Esta misma semana grupos armados de sindicalistas de transporte de carga impidieron el tránsito en un tramo de la avenida de circunvalación de Santo Domingo.
La excelente labor de desyerbe y chapeo institucional en la Policía, liderada por Chu, provoca reacciones de la parte maleada del “cuerpo del desorden”, cómplice de los pseudo-sindicatos de transportistas, mafias que el gobierno debe resueltamente enfrentar y meter en cintura con macana y legalidad.
Ojalá aceleren la reforma policial para impedir que esas maldades prosperen y logremos más seguridad pública.