Christina Aguilera abrazó sus raíces latinoamericanas al comienzo de su carrera como cantante solista tanto con la adaptación de canciones suyas del inglés al español como con la decisión de sacar un álbum completo -el segundo de su discografía- totalmente en español.
Hija de un padre ecuatoriano que era soldado en el ejército de EE.UU. y una madre estadounidense que era maestra escolar de español, esta lengua fue de uso habitual en la casa de los Aguilera durante los primeros años de vida de la cantante en Estados Unidos y en Japón.
Pero la huida en 1987 de su madre con ella y su pequeña hermana de la casa en Fort Dix (Nueva Jersey) donde vivían con su padre violento puso un alto a su vínculo con el idioma.
Es por ello que se atreve a cantar en español, pero no a mantener una conversación fluida.
Después de aquel disco en español, Christina Aguilera retomó el inglés en su música y rara vez volvió a esas raíces. Hasta ahora.
Este año publicó un álbum titulado «Aguilera» completamente en español en el que colaboraron artistas latinoamericanos –Ozuna, Becky G, Nicki Nicole, Nathy Peluso, Tini– para el que sumó a su equipo productores argentinos, colombianos, mexicanos y un venezolano, y en el que mezcla su música pop con géneros como el reguetón, la cumbia, la guaracha y la ranchera.
Y días atrás presentó el que considera su trabajo más personal, «No es que te extrañe», que habla de aquel padre presuntamente abusivo.
Cerrar el círculo
«Este es probablemente el video más personal que he hecho y que alguna vez haga», dijo la artista al hablar sobre el audiovisual que acompaña la canción en un evento de los premios Billboard a lo mejor de la música latina celebrado en Miami a fines de septiembre.
En el pasado, Christina Aguilera y su madre han hablado en entrevistas sobre los abusos físicos y psicológicos que, según denuncian, perpetraba Fausto Aguilera.
«Fui testigo de muchas cosas desagradables, muchos empujones, forcejeos, peleas y riñas. Fue duro, fue muy, muy duro», le dijo Aguilera al canal de televisión E! en 2009.
Su madre relató a ese medio uno de los supuestos incidentes, que en ese caso involucró a la futura artista.
«Estaba abajo (en la casa) y de repente oí un gran golpe. Subí las escaleras y allí estaba mi niña de 4 años. Tenía sangre bajando por el mentón. La levanté y le dije: ‘¿Qué pasa? ¡Oh, Dios mío!’, y ella dijo algo así como que ‘papá quería dormir la siesta y yo hacía demasiado ruido'».
En el presente, sin mencionar a su padre explícitamente, la cantante dice que su última canción trata sobre «muchas formas de abuso» que vivió en su infancia.
«Yo no sé si tengo ganas de mirarte porque duele solamente de pensarte. Tengo miedo de buscar y no encontrarte, o hallarte ya muy tarde y que ya no pueda amarte», dice el tema en el comienzo.
Pero, en vez de escarbar en su historia, Aguilera busca con esta canción «cerrar el círculo» y hacer las paces consigo misma.
«Es importante dejar ir las cosas que nos lastiman tanto que terminamos siendo prisioneros de ellas», dijo en Miami.
«No quería que se tratara de culpar, no quiero vilipendiar a nadie (…). Se trata de perdonar a alguien que puede haberte lastimado, pero comprender que también pueden tener una historia, pueden tener cosas que llevan a ciertas elecciones», agregó.
«No es que te extrañe, solo es curiosidad, saber qué estás haciendo. Si alguna vez te has preguntado lo que siento no te preocupes, que yo nada estoy pidiendo», repite en la canción.
En el video de «No es que te extrañe» se ve a un padre violento con uniforme militar y a una niña aterrada por lo que le hace a su madre.
También muestra una foto real de su infancia con su padre vestido de militar y ella con un casco de guerra.
Sonidos latinoamericanos
En este viaje a sus primeros años de vida, Aguilera buscó acercarse a la música ecuatoriana e incorporar ritmos y sonidos específicos del país donde nacieron sus antepasados paternos.
«Soy Aguilera, estoy orgullosa de lo que soy, de mi nombre, de donde vengo. Mi padre es ecuatoriano y quería que influyera también el vals ecuatoriano dentro de la música y rendir homenaje a eso en su autenticidad», afirmó la cantante.
El «vals ecuatoriano», como género, no existe según el músico e investigador de música ecuatoriana Carlos Grijalva, pero sí existe el pasillo, un género tradicional en ese país sudamericano que descendió desde Colombia por la frontera, al parecer en la segunda mitad del siglo XIX, y cuyos orígenes están en el vals europeo.
Tiene como instrumentos principales la guitarra y el requinto -antiguamente era frecuente el uso de otros cordófonos como la bandola y el bandolín-, y se escribe en un compás de 3/4.
Sus letras, por lo general, son de dramas, tragedias y melancolía.
El año pasado fue declarado por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Grijalva le dijo a BBC Mundo que, si bien encuentra algún elemento del pasillo en «No es que te extrañe», prefiere definirla como un vals latinoamericano.
«El pasillo generalmente es más lento. No es una sonoridad ecuatoriana, pero es muy latinoamericana y muy reconocible para cualquiera de nosotros», dijo.
Paulina Tamayo, una de las principales exponentes del pasillo y a quien llaman «La Grande del Ecuador», le dijo a BBC Mundo que identifica el requinto en el tema de Aguilera, pero a su criterio hizo una fusión de ritmos, con algo de samba argentina y folclore latinoamericano.