En Puerto Príncipe, igual que en Santo Domingo, un ingrediente importante de la opinión pública mejor informada es la chismografía.
El analfabetismo, la falta de cultura democrática y enorme asimetría —entre élites y el resto— del acceso a conocer hechos y datos, forma un vacío que llenan los rumores, las mentiras y las intrigas.
Por eso quizás no pueda darse crédito a la versión, posteada y luego removida por reputados expertos, que atribuye a su presidente y primer ministro y otros miembros del consejo de transición, ordenar que apresen a Claude Joseph, acusado del magnicidio del presidente Moïse, durante una reunión del gobierno colegiado en la que exigió puestos gubernamentales para su minúsculo partido. El arresto no se hizo.
El rebusero, enemigo jurado de República Dominicana, dizque amenazó con “igual destino que Jovenel” a quienes rechazaron su exigencia. Joseph y el exsenador Moïse Jean-Charles fueron calificados por un diplomático europeo como “jefes de una gleba criminal sólo interesada en hacerse más ricos”. La cosa sigue complicándose…