Desde que el ascenso del dragón comenzó a ser visible, evidente, imposible de ignorar, muchos, sobre todo en “Occidente” comenzaron a preguntarse: ¿A qué tipo de desarrollo aspira China?, ¿qué significará para el mundo ese desarrollo?, ¿será un peligro, una amenaza global?
A esas interrogantes y otras más que han surgido, acerca de este asunto, China le ha dado respuesta. En documentos oficiales como el “Libro Blanco: Desarrollo Pacífico de China”, documentos no oficiales, o sea, otros libros, conferencias académicas, artículos, ensayos, se ha dicho lo siguiente: “la nación china ama la paz, por lo que no practicará ni invasión, ni expansión, nunca disputará por la hegemonía ni será hegemónico, siempre será una fuerza firme en la defensa de la paz y la estabilidad mundiales y regionales”.
Los líderes chinos, sobre todo el Presidente Xi Jinping, el Primer Ministro Li Keqiang y el Canciller Wang Yi, aprovechan todo escenario para recordarle al planeta que el desarrollo de China tiene como sustento y depende de un mundo en paz.
Son muchos los analistas, intelectuales, académicos occidentales, sobre todo los que se apoyan en la perspectiva realista de las Relaciones Internacionales, que no creen que el desarrollo de China será pacífico. De todos ellos, hay un autor que he venido citando en mis artículos, un neorrealista radical, George Friedman.
Tomando como base los argumentos realistas Friedman cree que en un momento determinado China será un peligro, aunque todavía no lo es, porque no está preparada militarmente para defender ese ascenso, que el único que está preparado es EEUU, que tiene presencia militar global, el único que puede invadir y no puede ser invadido, porque es el único que tiene el poderío naval para controlar el planeta.
La verdad que me apena este tipo de análisis que tiene como única base la ley del más fuerte. Con este tipo de análisis, no tienen sentido la Organización de Naciones Unidas (ONU), ni el Derecho Internacional, porque lo que cuenta es poder invadir, imponerse por la fuerza, reitero, por suerte está China, que por lo contrario aspira a una sociedad internacional más organizada y fuerte.
China nunca ha estado interesada en ser potencia para invadir, imponerse a los demás, China insiste, con toda razón y con mucha base en su accionar en la comunidad internacional, que su desarrollo es pacífico.
China se prepara para la defensa, no para tomar iniciativas de ofensa, ahí radica la diferencia y aboga por un mundo multipolar, donde prime el respeto mutuo, donde se respete la autodeterminación de los pueblos, donde la diplomacia y no el uso de la fuerza o la capacidad de imponerse, sean la base para el análisis.
En ese cuadro dantesco que pinta George Friedman, donde la fuerza es la que determinará el futuro de las relaciones entre los pueblos del mundo, nadie gana. A lo que debemos aspirar los ciudadanos del mundo es a que se imponga la filosofía de paz y armonía que es base del accionar chino. Adelante.