DONGGUAN, China.- China destruyó el lunes unas 6 toneladas de marfil en una medida sin precedentes que según grupos defensores de los animales muestra preocupación de las autoridades por el mercado negro en el mayor mercado mundial de colmillos de elefante.
Las autoridades presentaron una montaña de adornos, tallas y colmillos a reporteros y ecologistas antes de colocarlos en dos trituradoras.
Los colmillos que eran demasiado grandes fueron cortados en pedazos por trabajadores con sierras circulares antes de ser pulverizados.
Funcionarios de bosques y aduanas organizaron lo que dijeron es la primera destrucción de marfil a gran escala en Dongguan, en la sureña provincia de Guangdong, donde se centra la mayor parte del comercio de marfil del país. Grupos ecologistas dicen que China es el mayor mercado mundial de marfil.
La demanda es impulsada por el rápido crecimiento de la segunda economía mundial, que ha creado una amplia clase media con el poder de comprar para adquirir tallas de marfil, que se consideran un símbolo de estatus.
El marfil vale hasta 2.000 dólares el kilogramo en el mercado negro, lo que le ha valido el nombre de “oro blanco”. Las autoridades dijeron que las 6,1 toneladas métricas de marfil destruidas es sólo una parte de las existencias ilegales en el país, aunque no revelaron la cifra total.
El marfil destruido llegó desde Africa y fue interceptado por agentes de aduanas, así como de talleres y tiendas en China, que ahora ha decidido seguir el ejemplo de otros países al destruir existencias de marfil desde el año pasado.
En junio, Filipinas quemó y trituró más de 5 toneladas de marfil por un valor de unos 10 millones de dólares, confiscado desde 2009, y el primer país asiático en hacerlo.
En noviembre, Estados Unidos destruyó 6 toneladas de marfil confiscado durante 25 años. Por su parte, Gabón quemó casi 5 toneladas en 2012.
El Fondo Internacional por el Bienestar de los Animales dijo que la destrucción del marfil es un poderoso acto simbólico que muestra que el gobierno chino está “preocupado por los daños que el tráfico de marfil causa a los elefantes, así como otras amenazas regionales de seguridad que van de la mano con los delitos contra la naturaleza”.