Los chilenos acudieron este fin de semana a las urnas para elegir a los miembros de la Convención Constituyente.
Los candidatos ajenos a los partidos políticos son los grandes ganadores en los históricos comicios de este fin de semana en Chile para elegir a la Convención encargada de redactar una nueva Constitución para el país.
Con 99,91% de los votos escrutados, los independientes logran casi un tercio de los puestos (48 escaños), en unas elecciones en las que los partidos políticos tradicionales obtienen una representación muy inferior a la esperada.
La suma de los independientes con las dos grandes listas de la oposición (Apruebo Dignidad, con 28 escaños, y Lista del Apruebo, con 25) supera los dos tercios de los 155 escaños de la Convención, que contará con 17 cupos reservados para los pueblos indígenas y tendrá paridad entre hombres y mujeres, algo inédito en el mundo.
Con ese conteo, la candidatura de la derecha oficialista, respaldada por el presidente Sebastián Piñera -que se presentaron en una única lista llamada «Vamos por Chile»– se queda, con 37 escaños, lejos de los 52 (un tercio) necesarios para influir en el contenido de la nueva Carta Magna y vetar artículos.
Durante todo el fin de semana, los chilenos acudieron a las urnas para elegir a los integrantes de la Convención Constituyente que escribirá la nueva Carta Magna.
Se desconoce de momento el porcentaje de participación, en unas elecciones marcadas por la pandemia de coronavirus.
Castigo a los partidos
El resultado de la votación se interpreta como un castigo a la derecha gobernante y a los partidos políticos tradicionales.
El propio presidente Piñera afirmó que ni el Gobierno ni los partidos tradicionales están «sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía».
«Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente».
«El sistema político se está reconfigurando», le dijo a la agencia AFP Mireya Dávila, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
«La fuerza electoral de los independientes es mucho mayor de lo que se pensaba y esto confirma que la ciudadanía está harta de los partidos tradicionales».
Un cambio
El cambio de Constitución fue una de las principales demandas durante las protestas que estallaron en octubre de 2019 en Chile.
La actual Carta Magna chilena data de 1980 y, aunque fue modificada varias veces, es criticada por ser herencia del régimen militar de Augusto Pinochet y por consolidar un papel residual del Estado en la provisión de servicios básicos.
Promueve la empresa privada en todos los sectores de la economía, incluidos la educación, la salud y las pensiones, en un país que si bien tiene la per cápita más alta de América Latina, también es clasificado como uno de los más desiguales entre las economías avanzadas.
Esta desigualdad fue uno de los principales impulsores de las protestas, en las que el cambio a la Constitución emergió como la única salida para reformar este sistema que, para muchos, había terminado por convertir a Chile en una «empresa privada».
Las protestas resultaron en que el gobierno acordara un referéndum sobre una nueva Constitución.
Así, en octubre de 2020 los chilenos aprobaron por una abrumadora mayoría (casi el 80%) cambiar esta Constitución.
Paridad de género
Un total de 1.373 candidatos se postularon como candidatos a la Convención, entre los que se incluyen actores, escritores, maestros, trabajadores sociales, abogados y políticos tradicionales.
La Convención ha sido electa bajo un mecanismo de paridad de género único en el mundo, que garantiza un mínimo de 45% de mujeres.
La Convención Constitucional también incorpora a los diez pueblos originarios chilenos reconocidos por el Estado, entre ellos, los mapuches, aimaras, quechuas y diaguitas. De los 155 integrantes de la asamblea, 17 escaños están reservados paralos indígenas.
La asamblea constituyente contará con 9 meses para presentar un nuevo texto constitucional, pudiendo ser ampliado por 3 meses más en una sola oportunidad.
Luego, a mediados de 2022, los chilenos se someterán a un nuevo plebiscito de salida para aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional propuesto.
Los votantes también eligieron gobernadores regionales, alcaldes y concejales locales, en unos comicios considerados como una prueba de fuego de cara a las elecciones presidenciales, que se celebrarán en noviembre.
La votación se llevó a cabo durante dos días para reducir las multitudes en medio del brote de covid-19 que ha resultado en más de 1,2 millones de casos registrados y casi 30.000 muertes en Chile.