Charlie Hebdo, o el debate sobre los límites de la libertad de prensa

Charlie Hebdo, o el debate sobre los límites de la libertad de prensa

Charlie Hebdo, o el debate sobre los límites de la libertad de prensa

HONG KONG.-La matanza del miércoles pasado en el semanario satírico francés Charlie Hebdo ha traído a primera línea el debate sobre los límites de la libertad de prensa y el derecho a ofender.

Diarios de Rusia, China, Malasia y otros países criticados por reprimir la libertad de prensa a distintos niveles, dijeron que la revista francesa cometió un error al publicar caricaturas que podían ser interpretadas como ofensivas por los musulmanes.

Al mismo tiempo, muchas voces en Occidente apoyaron sin equívocos a Charlie Hebdo, que no sólo se ríe del islam, sino también del cristianismo y el judaísmo, además de los políticos de cualquier signo.

«El mensaje quedó claro (…) lo que está en juego no es sólo el derecho de la gente a dibujar lo que quiera sino que, al hilo de los atentados, lo que dibujen debe ser celebrado y difundido», escribió Teju Cole en el New Yorker a propósito de los cinco dibujantes de Charlie Hebdo masacrados por los hermanos Said y Cherif Kouachi.

El escritor nigeriano-estadounidense añadió que «el hecho de que uno condene esos brutales asesinatos no significa que uno deba justificar su ideología».

En un editorial publicado poco después del ataque, el diario británico The Guardian abundó: «La clave es la siguiente: el apoyo al derecho inalienable de una publicación a formular sus propios juicios editoriales no te obliga a darle eco a esos juicios».

«Dicho de otra manera, el defender el derecho de alguien a decir lo que quiera no te obliga a repetir sus palabras», escribió el Guardian, después de que muchos militantes de la libertad de prensa condenaran a diarios occidentales por no publicar las polémicas viñetas de Charlie Hebdo sobre el profeta Mahoma.

La matanza de 12 personas en el ataque al semanario, unida al asesinato de una policía y una toma de rehenes en una tienda judía donde murieron cuatro personas más, sacó a las calles de París a un millón y medio de personas el domingo.

Entre los asistentes a la inédita marcha había más de cincuenta dirigentes de todo el mundo.   La foto de familia de esos dirigentes no convenció a todos. Daniel Wickham, estudiante de la London School of Economics, publicó una serie de tuits muy citados en la prensa en los que acusa a muchos de los líderes asistentes a la manifestación de ataques a la libertad de la prensa.

«Aquí están algunos de los firmes defensores de la libertad de prensa, asistiendo a la marcha de solidaridad de París en el día de hoy», escribió el joven con ironía, citando una letanía de detenciones y agresiones a reporteros en muchos de los países representados en la manifestación.

Varios diarios asiáticos, sobre todo en países con una amplia población musulmana o donde el gobierno ejerce la censura, condenaron la matanza en Charlie Hebdo, pero argumentaron que la libertad de prensa tiene límites.   El New Straits Times, el órgano de comunicación anglófono del gobierno de Malasia, un país de mayoría musulmana, publicó este lunes un editorial titulado «Los peligros de la libertad de expresión».

El artículo afirma que Charlie Hebdo difundió un discurso incendiario, amplificado por «su posición de fuerte influencia» en el mundo mediático.

«Charlie Hebdo tenía un seguimiento, y no puede difundir impunemente lo que equivale a un mensaje de odio. Porque, ¿qué otra cosa puede ser una caricatura del profeta Mahoma desnudo?», escribe el New Straits Times.

El Global Times de China, un país acusado de reprimir a su minoría musulmana, los uigur, argumentó en su editorial que «la comunidad internacional debe defender el derecho de los editores de la revista a su seguridad personal, lo cual no significa que deba alinearse con sus controvertidas viñetas».

Otros, en cambio, son más categóricos.   Art Spiegelman, conocido por su historia gráfica «Maus», sobre el Holocausto, denunció la «hipocresía» de gran parte de la prensa estadounidense por no publicar caricaturas de Charlie Hebdo.