Chapeo bajito

Chapeo bajito

Chapeo bajito

Jesús Díaz

En la cultura del pueblo dominicano, cuando de nuestros santos muertos se trata, se sabe que al decir que andan “como alma en pena” es porque al morir han  tenido alguna deuda pendiente sea con un vecino, familiar, amigo o compadre; elemento que atormenta a los deudos y el propio muerto.

En el caso del Partido de la Liberación Dominicana y su cúpula, la que contribuye al desgaste del sistema político y el uso de los recursos del Estado en plenas elecciones electorales, su agonía solo se ha prolongado unos días más, sus penas aún no han sido pagadas y la extremaunción debe ser signada cuantos antes.

La quiebra institucional del país la provocó esa organización política, por el uso del poder, la misma que se agenció una Junta Central Electoral, un  voto automatizado, un procurador que no procura justicia y una  Suprema Corte  con cuadros políticos de su Comité Central.

Momentos electorales difíciles hemos tenidos en nuestra historia tanto así que en 1962 el líder del PLD fue derrocado del poder dando como resultado una guerra civil por la vuelta a la constitucionalidad que encabezaron Rafael Fernández Domínguez y el Coronel Caamaño.

El momento que vive el país ante este tollo electoral es crítico, y tomar medidas represivas como la acontecida al frente de la JCE en una situación de tensión política, puede ponerle la tapa al pomo.

La repuesta de las autoridades a los reclamos del pueblo no puede ser con bombas lacrimógenas, sino con una investigación profunda de lo que pasó y quien lo provocó.