
Santo Domingo.-Los dos directores que ha tenido el Servicio Nacional de Salud (SNS) no han terminado por el camino que manda la ley: uno fue cancelado y el último renuncia.
El legendario merengue “Váyase en paz…” le pega perfectamente al último, pues se irá a casa y ningún fantasma le sacará la lengua por las noches.
Su accionar público fue transparente como los cielos despejados del Himalaya, que cuando se despacha el sol susurran al deshielo y en horas de luz son el haz esperanzador de los escaladores.
Así se va Chanel Rosa Chupany, quizás –o sin quizás- uno de los funcionarios más laboriosos y honestos del moribundo gobierno de Danilo Medina.
Casi nunca usa corbata. No siempre se le veía en chaqueta, esas que se compran en lujosas tiendas nacionales o en la Quinta Avenida a cuenta de suntuosas dietas de funcionarios en ejercicio.
En la posición funcional y ejecutiva que ejerce desde febrero del 2018, cuando asumió el cargo de director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud, anda casi siempre con camisa remangada. Así se le veía en pasillos de hospitales a y hasta en reuniones en Palacio con el presidente de la República.
Antes de pisar el SNS su accionar público fue semejante como director del Seguro Nacional de Salud (SENASA): ningún polvo de escándalos y corrupción levantado en la gestión de este economista experto en seguridad social.
Ha viajado con insistencia a todos los recodos del país. Donde quiera que haya un hospital público ahí estaba él y llegaba a esas instalaciones sin aspavientos de funcionario hinchado de poder.
Asumió las riendas de la institución después de durar tres años y medio llevando la antorcha del SENASA con toda la carga administrativa y social que implica ser la cabeza en la aseguradora de salud estatal.
