Cesantía, desempleo e informalidad

La cesantía ha sido una conquista de los trabajadores dominicanos, quizás la única gran protección consignada en el Código de Trabajo.

En los últimos días se ha venido conociendo parte de la propuesta del sector empresarial a la reforma del Código.

Según la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo que publica el Banco Central (BC), dos veces al año, el pago de cesantía (incluyendo el preaviso) es relativamente insignificante.

Esto representa el 1.60% del costo salarial, y la tasa de cesantía con respecto a la población económicamente activa es de 8.56%.

La idea de que la cesantía tiene un peso muy grande en los costos laborales no tiene evidencia empírica según los datos que se disponen en la encuesta sobre fuerza de trabajo del BC. ¿Cuál es el afán de negociar esta importante conquista de los trabajadores?

Creo que los patronos deben hacer otras propuestas en vez de proponer, prácticamente, la eliminación de la cesantía.

Nuestro modelo económico necesita de políticas labores más inclusivas, que contribuyan a reducir la pobreza y la desigualdad social, garantizando el ingreso de los desempleados en el mercado de trabajo.

Si el crecimiento económico ha sido insuficiente para reducir el desempleo, la informalidad y crear empleos de calidad, no ha sido por los costos de cesantía.

Son otros los factores que han incidido en esa situación, los cuales se reflejan en la debilidad de la seguridad social, en una fuerza de trabajo poco instruida, en bajos salarios, y en la baja productividad de los sectores que más empleo crean, entre otros.

La formalización de la informalidad es un proceso integral y complejo que requiere, de un contrato social entre trabajadores, empresarios y el estado, de políticas de igualdad de género, de mejores competencias laborales, y mejores iniciativas empresariales.

Ahí están las causas de la informalidad y el desempleo.