Recordando que un ciclo es la sumatoria de momentos vividos que contienen sentimientos. En lo que respecta a las relaciones amorosas, muchas veces nos quedamos atrapados en un ciclo, apegados a esta relación que ya terminó pero que no queremos soltar.

Concluir un noviazgo, unión o matrimonio siempre va a significar una pérdida importante, y al hablar de cerrar este ciclo no significa que olvidaremos lo sucedido o borremos de plano los sentimientos. Hablamos de concientizar que eso que nos gratificó por un tiempo o nos hizo sufrir o ambas cosas, esas experiencias ya pertenecen a un pasado que nos dejó un aprendizaje.

Existe una expresión que dice que hay que sacar lo viejo para que entre lo nuevo. Significa no quedarse estancado y no bloquear nuestro avance, porque cuando cierra un ciclo (porque se completó un proceso en nuestra vida), inicia otro al que hay que darle cabida.

Para sanar y cerrar es importante deshacerse de lo que nos hace reconectar con esa persona o esa relación. Ejemplo, ropa y objetos, estar pendientes de las redes sociales, las visitas a lugares en los que nos podemos encontrar. Hay que desconectarse y esto no es evitación, es cuidarse para sanar más rápido.

Todo final trae tristeza, por lo que hay que llorar, patalear, gritar, mas también tomar tiempo para reflexionar y reconocer debilidades propias y de la relación. Haciendo conciencia de que este dolor, ira y tristeza pasarán y de hecho nos libera y nos permite reconstruirnos, reinventarnos, recomenzar.