Durante toda nuestra vida abrimos y cerramos ciclos sucesivamente. ºEstos ciclos son procesos que comienzan, se desarrollan y concluyen.

Todas las circunstancias que se presentan en la vida tendrán un cierre en algún momento, ejemplo, una relación amorosa o amistosa, un trabajo, una actividad.

Cerrar un círculo o ciclo significa cortar la energía que nos relaciona con una experiencia cuando se completa un proceso.

Al cerrarlo los resultados pueden ser positivos o negativos. Positivos son el sentirnos bien experimentándolo como la obtención de un balance fisico-psiquico y emocional a través de lo aprendido, poner el foco de atención en nuevas experiencias teniendo expectativas de crecimiento personal, hacer conciencia de que se cumplió una etapa de la vida que tenía que concluir y permitiendo que la vida fluya y traiga novedades.

Cuando el resultado es negativo aparece el dolor, ira, frustración, sensación de pérdida; nos sentimos muy lastimados, en ocasiones con deseos de venganza.

No hay conciencia de aprendizaje de la experiencia, quedando anclados y probablemente cerrados a nuevas oportunidades. Con frecuencia, las nuevas experiencias serán similares a las pasadas.

Cerrar los ciclos permite seguir adelante, no bloquear el avance personal, vivir el presente sin estar atado al pasado, no estancarse.

Es importante después de una experiencia y para cerrar ese círculo, tomarse un tiempo de reflexión para restablecer la autoconfianza, la autoestima y seguridad, para conocerse y reconocerse más, reconectando con nuestro interior, identificar qué queremos y qué no queremos para el presente y futuro cercano. En fin, reconstruimos.