Ana Blanco
Nunca me han gustado las etiquetas. Creo que es importante conocer cómo te ven los demás, pero es mucho más necesario tomar en cuenta cómo te valoras a ti mismo. Y ese es un trabajo de cada día, porque es lo que va a marcar cada una de tus acciones y de tus decisiones.
No es fácil hacer autocrítica, normalmente dejamos que sean otros los que opinen sobre nosotros porque es más fácil que hacer un verdadero proceso de autoconocimiento. Somos seres sociales, no podemos vivir aislados de nuestro entorno y de nuestros iguales, pero sí somos capaces de pensar por nosotros mismos y eso nadie puede quitárnoslo.
En este camino tendremos dudas, muchas. Necesitaremos ayuda, también, e incluso nos equivocaremos, pero todo eso es lo que nos va formando como seres humanos y al final no va a importar la etiqueta que nos pongan porque cuando estemos solos, frente a un espejo no podemos decir mentiras, ni podemos buscar excusas y mucho menos fingir: lo que vemos es lo que hay.
Y en ese momento es en el que debemos preguntarnos si somos aquello que realmente queremos, si somos felices, si estamos haciendo lo que nos gusta, si estamos rodeados de quienes queremos y ante todo si hay algo en lo que debemos cambiar para llegar a convertirnos en esa persona que nos guste, nos caiga bien y admiremos.
Todo comienza y termina ahí, si somos capaces de querernos como somos, de reconocer nuestras virtudes y nuestras debilidades, de no tener máscaras, de actuar conforme a nuestros principios, solo entonces, todas esas etiquetas que hoy corren no nos afectarán y nuestra autoestima será tan fuerte que no habrá quien la quebrante. No es egoísmo, es realidad.
Si te quieres y te aceptas, lo demás no importa.
