Las fuertes críticas del CREES y el CONEP a las continuadas pérdidas de las distribuidoras eléctricas estatales quizás significan que cierto compromiso filial de silencio ya no puede mantenerse ante la cruda realidad.
Que cualquier negocio no cobre más del 40 % de lo que vende y que esa situación se prolongue sin aparente solución no resiste ninguna excusa.
Conviene más ver la explicación más sencilla: la falta de adecuada gobernanza corporativa en las EDE permitió toda la corrupción que se imputa a varios encartados y eso cimentó una cultura de irresponsabilidad contando con impunidad política.
En las empresas estatales cuyos consejos fueron desmantelados, disminuidos o hechos a la medida del principal ejecutivo, para facilitar ciertas operaciones sin molestias por la supervisión, los resultados han sido y son catastróficos.
Ninguna de las EGE o la ETED, en generación y transmisión, ha presentado las escandalosas deficiencias de las distribuidoras, cuyos consejos directivos fueron unificados como comités gomígrafos bajo el espurio alegato de que resultaban muy costosos.
La excelencia en la gobernanza corporativa siempre será un estorbo para genios, soberbios, malandros y corruptos. Sin entender la causa raíz del problema será imposible solucionarlo.