Santo Domingo.-Recordando su mensaje de amor para los jóvenes y con cánticos alegres, la comunidad católica celebró ayer la canonización de Juan Pablo II (El papa peregrino) y Juan XXIII.
La iglesia San Vicente de Paúl rememoró por medio de vídeos la primera visita de Juan Pablo II en 1979, donde los niños de la comunidad lo recibieron cantando en polaco la canción “estola”.
El párroco de la iglesia, Gregorio Alegría, explicó que en su visita el Sumo pontífice dio un mensaje a la juventud y los pobres.
“Aunque ellos hayan pasado, su obra está ahí”, dijo.
El Papa de los pobres
En esa celebración el Papa hizo un donativo al párroco de esa iglesia, Emilio Tobar, de RD$10,000 para la construcción de dos viviendas para igual número de familias de escasos recursos de la iglesia.
Uno de estos hogares fue el del sacristán de la iglesia, Narciso de la Cruz, ubicada en la calle 16 de agosto casi esquina San Vicente de Paúl, a quien todos apodaban “El abuelo”, por ser una persona amable y sincera con sus amigos y allegados y que para muchos consultados por este diario fue muy merecida la elección.
De la Cruz residía en una casita de madera junto a su esposa Eusebia Vinice y su hija Luisa María de la Cruz Vinice.
Tanto Vinicio como Eusebía fallecieron, sin embargo, su hija aún reside en la parte de atrás de su casa materna, y que gracias a la caridad del papa Juan Pablo pasó de ser una casa de madera techada de zinc a una de block.
En exclusiva para EL DÍA, a Luisa María se le ilumina la cara con una sonrisa al recordar sus padres cuando recibieron la noticia de que la casa en que vivían junto con su abuela, la madre de Eusebia, sería remodelada.
Detalló que durante la construcción el padre Tobar viajó a Puerto Rico, dejando encargado de que ambas obras se terminaran a Víctor Sánchez, miembro de la iglesia. La otra familia agraciada fueron los esposos Francisco Asencio y Enma González, ambos ya fallecidos, su hijo Alberto González reside allí.