Los opositores al aprovechamiento de la riqueza mineral de Loma Miranda ofrecen un excelente ejemplo de cómo la carencia de licencia social impide que proyectos perfectamente razonables y necesarios no pueden realizarse, por descuido de los propios interesados.
Por muchos años, Falconbridge mantuvo una magnífica relación con la comunidad de Bonao, aledaña a su área de operaciones en el corazón del Cibao. Múltiples motivos, incluyendo desidia y cambios de propietarios, operaron la desgracia de que la otrora bien amada empresa ahora es execrada.
¡Siendo la misma! Carece de dolientes que la ayuden a crear las condiciones políticas y comunitarias para que sea factible el minado de ferroníquel en Loma Miranda.
La cuestión ha dejado de ser quién tiene o no razón desde las perspectivas ambientalista o de necesidad del Estado para mantener y crear empleos y recaudar impuestos y regalías.
Es puramente emocional que más del 80% de sus vecinos expresen rechazar a Falconbridge, pese a que su presencia es vital para Bonao. Ojalá la empresa reconquiste sus viejos amores comunitarios.