MARRAKECH, Marruecos. — A pesar de la fuerte oposición de Estados Unidos y algunos países más, casi el 85% de los miembros de las Naciones Unidas acordaron el lunes un amplio pacto no vinculante para garantizar una migración segura, ordenada y humanitaria.
El debate en torno al Pacto Global sobre Migración, el primero de su tipo, ha resultado ser una prueba crucial para los esfuerzos encabezados por la ONU para detener los desplazamientos peligrosos e ilegales a través de las fronteras, que han hecho del contrabando de personas una próspera industria mundial.
“La migración no regulada tiene un costo humano terrible: vidas perdidas en peligrosas travesías de desiertos, océanos y ríos; un costo en vidas arruinadas por contrabandistas, empleadores inescrupulosos y otros depredadores», dijo el secretario general de la ONU Antonio Guterres en una conferencia en Marrakesh, Marruecos. “Más de 60.000 migrantes han muerto en los desplazamientos desde el año 2000″, dijo.
“Esto es una fuente de vergüenza colectiva». En total, 164 de los 193 miembros de la ONU aprobaron el acuerdo por aclamación.
En la conferencia de dos días, los líderes de la ONU esperaban hacer cambiar de opinión a los países occidentales que no firmaron: Australia, Austria, República Checa, República Dominicana, Hungría, Letonia, Polonia y Eslovaquia junto con Estados Unidos, que bajo la presidencia de Donald Trump no participó de la elaboración del acuerdo.
La jurista canadiense Louise Arbour, excomisionada de la ONU para los derechos humanos, dijo que el tema está empantanado en los debates parlamentarios en Bélgica, Bulgaria, Eslovenia, Estonia, Italia, Israel y Suiza, aunque algunos de esos países participaron en la elaboración del acuerdo.
La migración afecta a cientos de millones en el mundo: agricultores que dejan sus tierras por las ciudades, familias que huyen de la guerra o la persecución, trabajadores empobrecidos que buscan trabajo en los países desarrollados. También migran trabajadores altamente capacitados en busca de mejores oportunidades.
Los defensores de la migración dicen que lubrica los engranajes de la economía mundial al diversificar y rejuvenecer la mano de obra en países ricos donde la población se avejenta y brindar una fuente de ingresos a los países más pobres con las remesas que envían los migrantes.
Los adversarios dicen que el ingreso de migrantes altera la cultura de sus países, importa la pobreza y el crimen, reduce los salarios y priva a ciudadanos contribuyentes de sus empleos.
La conferencia corona los esfuerzos iniciados hace dos años cuando los 193 países miembros de la ONU, incluido Estados Unidos bajo la presidencia de Barack Obama, aprobaron una declaración según la cual ningún país puede manejar la migración por su cuenta y acordaron elaborar juntos un pacto global.
El gobierno de Trump —que quiere construir un muro en la frontera con México y ha enviado tropas a detener una caravana que avanza desde Centroamérica hacia Estados Unidos— se retiró del acuerdo hace un año con el argumento de que algunas disposiciones eran contrarias a las “normas de inmigración y refugio» del país.