Los finales e inicios de año son propicios para renovar votos con uno mismo. Si partimos de la máxima que “tienes que amarte a ti mismo para amar a alguien más”, nuestra prioridad siempre debe ser nuestro bienestar, como punto de partida para dar bienestar.
Ser fiel a quien eres es el primer paso en la dirección correcta. Significa portar tu espíritu como si fuera una vela en el centro de la oscuridad. Y así como pronunciamos votos con otras personas al casarnos, desde la conciencia debemos elegir nuestros votos para con nuestro yo.
Aprovechemos la energía que se mueve en los principios de año para, con devoción, casarnos con nuestra alma y hacer nuestra promesa: “Prometo ser fiel, en la adversidad y en la prosperidad, en la salud y la enfermedad, y prometo amarme por siempre hasta que la muerte nos separe”.
Esto significa que permanecerás comprometido con tu yo interior, que no te separarás de ti mismo cuando las cosas se pongan difíciles o cuando te sientas confundido.
Significa que aceptaras y celebrarás tus fallas y limitaciones, que te amarás a ti mismo sin importar lo que otros piensen de ti.
Significa que amarás el inalterable resplandor que mora en tu interior, a pesar de las laceraciones y las heridas del camino.
Significa que, con una promesa solemne, serás uno con tu verdad y la esencia de tu alma. Trabajarás duro para mantenerte fiel a tu esencia, pensamientos, deseos y creencias.
La mayoría de nosotros sueña con envejecer al lado de la persona que ama. Esperamos compromiso, lealtad y confianza, y una sensación de seguridad en esa persona.
Sin embargo, nada de esto es posible a menos que te ames a ti mismo. Debes decidir primero casarte contigo antes de hacerlo con otra persona porque si crees que eres indigno de amor y respeto, no encontrarás a alguien que te ame y respete.
Si no has hecho ese compromiso contigo, este es el mejor momento.