Carta desde México

Carta desde México

Carta desde México

Esta carta les llega hoy desde Nueva York. Estoy presente en la visita anual por muchos motivos: exámenes médicos, visita a viejos amigos, ver teatro y ópera, escuchar a la grandes orquestas estadounidenses y extranjeras en el Avery Fischer Hall, sede de la Filarmónica, y en Carnegie Hall, ir al teatro dramático, cómico y musical, visitar museos, degustar excelentes platillos de gastronomía universal, hacer algo de compras, y, más que nada, caminar por sus calles y avenidas, pasear por sus parques y muelles.

Como buen caribeño al fin, no puedo escaparme de esa constante ansiedad por ir al muelle o al malecón, a ver los barcos zarpar, con la esperanza de algún día abandonar la isla, la que sea, hacia donde sea y desde el puerto que sea, etc.etc.etc.

La ciudad es la misma, pero no es igual. Jamás se pensaría mudar el centro financiero del país y del mundo de Wall Street a otra sede. Sin embargo, se construyen rascacielos inteligentes, “whateverthatmeans”, para albergar las filiales de los grandes bancos y sociedades de inversión.

El viejo Yankee Stadium fue sustituido por uno nuevo, eso si, en el mismo lugar. Igual con el nuevo estadio de los Mets. Ni hablar del WorldTrade Center y lo nuevo que reemplaza lo devastado el 9/11. Y, etc.

En esta ocasión dediqué un día completo a visitar el jardín elevado conocido como The High Line. Es una obra pública que rescata la antigua vía del ferrocarril que servía para el traslado de mercancía desde el barrio de los empacadores, Meat Packing District en inglés, a los muelles sobre el río Hudson.

Al principio, en la calle Gansevort, visité el nuevo museo Whitney, de arte contemporáneo norteamericano, precioso edificio diseñado por Enzo Piano, el del Centro Pompidou en París, y continué la visita caminando por los jardines hasta la calle 34, haciendo pausas para breves descansos y una parada en uno de los muchos restaurantes que existen debajo del viaducto a nivel calle.

La High Line es una copia del Coulée verte René-Dumont en París, parque elevado que se extiende por 4.7 kilómetros de la Place de la Bastille a Bois de Vincennes. Sus arcos de piedra albergan tiendas, galerías de arte, gimnasios, entre otros.

Mucho les recomiendo los originales parques elevados. No son Babilonia, pero se hace lo que se puede.



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