He leído con interés un artículo del destacado economista Fernando Álvarez Bogaert en el diario “Hoy” sobre el desarrollo de la industria automotriz en México. Nos recuerda que su inicio se remonta al año 1925 cuando se establece una planta armadora de la General Motors en Toluca, estado de México.
Le sigue Chrysler, pero no es hasta los años 70 que llegan las armadoras alemanas, Volkswagen, y la japonesa Nissan que nace el ¨boom¨de la industria.
En los últimos 4 años la inversión automotriz en el país alcanzó los 12,800 millones de dólares para la ampliación o establecimiento de nuevas plantas de las compañías Mazda, Audi, Mercedes Daimler, Kia Motors y las establecidas General Motors y Volkswagen.
La ubicación geográfica, bajo costo de mano de obra, y una sólida red de proveedores, posicionan a México como un lugar privilegiado para la industria.
El año pasado México desbancó a Japón como principal exportador de vehículos al mercado estadounidense, y se encuentra cerca de alcanzar a Canadá en el mismo renglón.
Es preciso señalar que todas las empresas tienen sus matrices en el extranjero. Sin embargo, el 90 por ciento de las partes, llantas, motores, etc.,son fabricadas por proveedores y decenas de miles de trabajadores mexicanos.
Finalmente, nos enteramos que la industria automotriz se ha convertido ahora en la principal fuente generadora de divisas en el país, rebasando a la energía, minería, turismo, remesas de mexicanos en el extranjero, agricultura entre las principales.
En otra carta les comentaré sobre la naciente y vigorosa industria aeroespacial en México.