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Carta al amigo

Las altísimas expectativas, propias y del país, han estado parejas con las promesas, planes anunciados y fanfarria publicitaria, pletórica de histórico adanismo.

Quienes ven el vaso medio vacío ignoran relevantes éxitos, logros concretos difuminados por el fragor del debate público.

Sí, hay mucho desencanto y creciente preocupación. Es innegable. En estos momentos cobra valor el dicho de hacer de tripas corazón. Lamentablemente el liderazgo posee la crueldad de negarle a quien manda la debilitante auto conmiseración.

El descreimiento en la Justicia y Ministerio Público independientes, es justificado por tanta espuma y poco chocolate de procesos viciados por lawfare, incapacidad de lograr decisiones ejemplares y evidente partidismo político.

A unos les ponen casco, esposas y los levantan en pijamas; los propios cacarean su inocencia en libertad y por televisión. Alguien con amigos, no cómplices, tras sufrir penosas traiciones debe actuar -en defensa propia- con la drástica macana legal que exige la salud democrática.

Siento vergüenza al ver al menos idóneo moralmente de sus colaboradores asumir el rol de chapulín de Gabinete, con ribetes de censor digital. ¿Qué hacer? Lo posible.

Que cada quien explique lo suyo y se ejercite para las actuales y venideras carreritas judiciales. Usted concéntrese en dos o tres problemas básicos, cuya solución es súper conocida y sólo requiere aplicar el inmenso poder legal que aun posee. Si no se usa se pierde.

Aproveche el caudal de buena voluntad, oraciones y simpatía —su capital político— pues lo que menos le queda ahora no es popularidad, veleidosa y voluble, sino tiempo. Comience ayer, ¡que el mañana lo tenemos encima!

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José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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