
Santo Domingo.-La idea de contar su historia a Carlos Martí parece agradarle, inclina con tacto la cabeza mientras acomoda sus ideas mentalizando 58 años de carrera empresarial, un periodo de pluriempleo en Nueva York, el amor, los intentos de trabajar con su padre junto a los consentimientos de su madre, hasta acabar fijándose en la España franquista.
“No nací en abundancia, no había comida para mí”, dice. Vestido impecablemente, pero con la sencillez que caracteriza a los que ya no tienen cuentas que rendir, Martí Besonias, narra con la autoridad del historiador las búsquedas constantes de un mejor destino protagonizadas por su familia.
