El capitalismo se ha convertido en un sistema civilizatorio, estamos ante un constructo humano de carácter histórico. Ante un sistema cuyas relaciones económicas son las que organizan, vertebran y dan sentido a las jerarquías entre las personas.
Tanto Karl Marx, como Max Weber y Joseph Schumpeter han sido los pensadores que mejor han explicado la dinámica del sistema capitalista. Releerlos nos señalarían los elementos incipientes de muchas de las cosas que estamos viviendo. Hoy, las nuevas relaciones de producción que se originan en el sector digital han dado como resultado un “capitalismo digital”, así como una nueva lógica del capitalismo.
Es un capitalismo cuyas relaciones entre la economía y tecnología se basa en modelos de negocios sustentados en plataformas digitales, que amenazan con la desaparición del trabajo por los efectos de la automatización, la gestión y el uso de los datos masivos (big data) en la inteligencia artificial.
Esa extraordinaria capacidad de algunas empresas de expandir sus plataformas digitales ha dado lugar a los gigantes de la economía digital, las americanas (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) como las chinas (Baidu, Alibaba, Tencent, Huawei), que están a la vanguardia de estos desarrollos.
Lo que ha surgido es un nuevo ciclo de acumulación capitalista basado en la defensa de un modelo productivo sustentado en la extracción del “big data” de los usuarios de las redes, en el control de los flujos de producción de la información y comunicación, y en la apuesta a la liberalización de los mercados de trabajo, traduciéndose en un modelo desregulado y flexible.
Estamos en el umbral, en que esta enorme digitalización, la robótica y la inteligencia artificial hacen superflua la actividad humana. No ajeno a otros problemas, que han tomado fuerza con el desarrollo del capitalismo, y que amenazan la existencia humana: el cambio climático y agotamiento de muchos recursos naturales no renovables.
La verdad es que esta nueva lógica de acumulación capitalista nos traerá: ¿o una crisis civilizatoria?, ¿o una destrucción creativa?, ¿o un nuevo espíritu del capitalismo?, ¿o las tres cosas? Veremos.