Aparte de la represión política que incluía crímenes horrorosos, la era de Trujillo marcó ignominiosamente la tarea de sus organismos de seguridad, investigación e inteligencia.
La interceptación ilegal de telecomunicaciones, la denuncia chismosa o el infundio alevoso parecían definir ese oficio, que es una honrosa profesión patriótica en países más desarrollados y mejor organizados legalmente.
Alguna gente asumía ser “calié” con vergonzoso orgullo, como el periodista sindicado como prolífico colaborador del Foro Público, que al ser detenido por un agente vestido de civil en El Conde le dijo: “¿No sabes quién soy? Con este cabito de lápiz he matado más gente que tú con ese pistolón”.
Con tales antecedentes, es una excelente noticia que el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología haya firmado con la DNCD, el DNI y una universidad de Zaragoza, España, un tercer convenio para instruir o titular con maestrías a personal operativo y estratégico de esos organismos de seguridad del Estado, en finanzas, ciberseguridad y otras capacidades.
La dramática mejora de los resultados en seguridad nacional, inteligencia, defensa y control la retrata la reiterada felicitación dada ayer por el Comando Sur militar estadounidense: “Elogiamos a nuestros colegas de República Dominicana por sus éxitos sin precedentes contra el tráfico de drogas”, lo que “demuestra el liderazgo dominicano en el combate contra la inseguridad en el Caribe…”. Nada más que añadir, magistrados…
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