Crear capacidades en entornos de protección social no sólo es necesario sino imprescindible para reducir pobreza. Esto implica visualizar el progreso y el desarrollo como fenómenos multidimensionales y aplicar intervenciones integrales y multisectoriales que permitan que las personas controlen su propio entorno, partiendo de los modelos creados por Marta Nussbaum y el Programa de Naciones Unidas.
a) Progreso multidimensional y pobreza multidimensional. El enfoque de capacidad se vincula al progreso multidimensional que se centra en el bienestar más allá de los ingresos y en la reducción de pobreza multidimensional propuesto por Sabina Alkire como metodología de comprensión del fenómeno de la pobreza, no sólo desde la carencia o la precariedad de ingresos, sino como privación de capacidades. Es pobre no sólo el que vive con menos de 1 o 2 dólares por día, sino aquel que no tiene oportunidades de vivir, de salud, educación, desarrollar emociones, tener afiliación y control sobre el propio entorno.
Desde esta perspectiva, una perspectiva de capacidades requiere un conjunto de estrategias e intervenciones con enfoque multidimensional que contribuyen a la reducción de la pobreza asociada a múltiples causas. Una política social con esas características tiene mayor potencial de impactar también en la reducción de la desigualdad.
b) Intervenciones integrales y multisectoriales. La creación de capacidades requiere de la integralidad y la multisectorialidad involucrando a los diversos actores públicos que tienen responsabilidad y competencias en el desarrollo humano sostenible. Ninguna institución por sí sola puede aplicar de forma exhaustiva un enfoque de capacidades porque su naturaleza abarca todas las dimensiones de la vida humana. En tal sentido, factores de éxito pueden ser el poder articular vinculaciones y alianzas con sectores públicos y privados para crear sinergias que permitan brindar oportunidades concretas de desarrollo.
c)Las capacidades de control sobre el propio entorno. Las intervenciones públicas vinculadas a la protección social deben potenciar la empleabilidad de la población con edad para trabajar porque lo único que saca a las personas de la pobreza y la indigencia es un trabajo que aporte un salario adecuado al nivel de vida que exige la dignidad humana.