A mi juicio, uno de los mayores problemas que padece nuestro país es su incapacidad de asombro frente a los aberrantes niveles de pobreza, desigualdad, insalubridad, indignidad, bajo nivel educativo y falta de oportunidades de la población dominicana.
No puede pensarse siquiera en apostar al desarrollo si nuestros líderes, tanto en el plano político como en el privado, pasan desapercibido la cruda realidad por la que atraviesa la mayoría de nuestra gente.
No es que no haya políticos e integrantes de la sociedad civil preocupados por el tema.
Pero los primeros, ¿lo hacen por pura promoción política o gubernamental o por estar plenamente convencidos y comprometidos con la superación de estos males? Creo que hay de todo, pero una gran parte de ellos ve los problemas del país como un medio para vender ilusiones a la ciudadanía y garantizarse los espacios para llegar al gobierno o mantenerse en él.
En el caso de la sociedad civil, creo que muchas personas están seriamente vinculadas a los propósitos de superación de este estado de cosas.
Ahora bien, nuestra ineptitud para la perplejidad frente a uno de los países con más bajos niveles de desarrollo humano de la región y del mundo, como lo es el caso de República Dominicana, no puede mantenernos pasivos, unos por desconocimiento y otros por dejadez e irresponsabilidad, ante la necesidad de dar respuesta desde el gobierno nacional y los gobiernos locales a los tantos problemas que nos aquejan.
Hay buenas señales del actual gobierno y de algunos ayuntamientos del país, pero esto no puede ser aislado, ni coyuntural. Esto amerita un pacto que provenga de toda la sociedad, que decida impulsar estructuralmente, sin pausa, seria y decididamente, el verdadero desarrollo nacional.
Solo el liderazgo comprometido y serio del presidente Danilo Medina, Leonel Fernández, Hipólito, Miguel, Luis Abinader, Ito Bisonó, Guillermo, entre otros políticos, unido al compromiso de la sociedad civil, posibilitarán que en el año 2014 podamos asombrarnos frente a tanta pobreza, corrupción y desigualdad.
Esta será la puerta de entrada para un verdadero compromiso con el desarrollo. ¿Aceptan el reto?