Hugo López Morrobel
Admitir los errores, es la mejor forma de lograr cierta estabilidad mental, porque se pueden expulsar en parte, los tormentos que en algunos casos te persiguen sin piedad por toda la vida, ya que una consciencia intranquila , debe ser parecido a recibir innúmeras puñaladas.
Hay que llegar a la conclusión que por esa razón, el dominicano Robinson Canó, jugador de los Mets, y quien llevaba una carrera con grandes posibilidades de ser escogido para Coperstown, se vio en la necesidad imperiosa de pedir disculpas a sus compañeros de equipo, a la juventud, y sobre todo a los dominicanos.
Canó ya ha cometido dos veces el mismo error garrafal, tras sus dos penalidades por dopaje, algo que no debió hacerlo nunca, dado que es un pelotero con condiciones excepcionales.
Sin embargo, el querer llegar más lejos, lo llevó a consumir estupefacientes, algo que estoy seguro no se perdonará el mismo.
Y al parecer, sus disculpas son sinceras, al afirmar que el no poder jugar la pasada temporada de Grandes Ligas, ha significado un golpe indescriptible en su vida.
Canó no puede cometer un error similar, porque constituiría el golpe definitivo a su carrera, y ese “lujo” podría sepultarlo, por lo que abrigamos la esperanza de que su arrepentimiento sea sincero.
D eseamos que tras esas contundentes revelaciones sobre su estado psíquico actual, jamás repita esa inconducta de consumir esteroides con el objetivo de mejorar sus estadísticas .
