En discusiones por redes sociales veo un afán por ningunear los aportes de muchísimos líderes de gremios empresariales y asociaciones cívicas, como si el único activismo valedero o noble fuera de políticos liberales o izquierdistas.
Nuestro desarrollo y progreso notable, envidiado regionalmente como prueban los flujos migratorios, debe mucho al involucramiento de hombres y mujeres que dedican tiempo, esfuerzo y dinero a entidades como el Conep, AIRD, Airen, ANJE, Educa, APEC, Unphu, PUCMM, patronatos, fundaciones, voluntariados y asociaciones como Rehabilitación, Liga contra el Cáncer, escuelas para sordos y ciegos, Crees, Creso, Centro León y muchas otras.
Pero quizás menos personas capaces deseen ofrecer su ayuda si parte del precio es exponerse a las desconsideraciones, diatribas e insultos que difunden redes sociales y medios digitales.
Una de las razones porque países como Haití involucionan en vez de avanzar es que sus élites son incapaces de hacer como los dominicanos, en este sentido de participación cívica. En canibalismo moral o la exaltación de la mediocridad hacen peligrar la disposición al valioso trabajo voluntario.
