Desde el punto de vista comercial, nadie, en ningún momento, puso en duda que el combate que escenificaron el pasado sábado Saúl “Canelo” Àlvarez y Daniel Jacobs, iba a resultar todo un éxito.
Lo primero es, como escribí el pasado viernes, que el azteca tiene un contrato vigente de 350 millones de dólares con la principal cadena de transmisión DANZ, además, de que lo vienen proyectando como la “cara” del boxeo.
Una derrota de Canelo se hacía algo cuesta arriba, a pesar de que Jacobs tiene la suficiente calidad, como lo demostró, para haber salido con la victoria por decisión.
Los jueces actuantes, en especial uno que dictaminó una tarjeta 116-112, parece que estaba en otro mundo, menos en el T Mobile Arena.
El combate fue bastante cerrado, y como juez de las gradas, vi ganador a Jacobs por un punto, aunque creo que una decisión más adecuada y correcta era un empate.
Los mexicanos son muy celosos con sus intereses en cualquier actividad, pero en los deportes son todavía mucho más “ñoños”, sin embargo, dos de los excampeones mundiales más famosos de ese país, Juan Manuel Márquez y Julio César Chávez, se atrevieron a denostar en diversos medios el triunfo otorgado por los jueces a su compatriota.
Canelo posee muchas condiciones, pero todavía le falta mucho, y Jacobs lo puso al descubierto, demostrando que no domina aspectos fundamentales para ser considerado el mejor exponente del pugilismo mundial.
El tiempo dirá quiénes están equivocados en la evaluación de Canelo.