Camino a los 60 años: dos extranjeros poderosos

Camino a los 60 años: dos extranjeros poderosos

Camino a los 60 años: dos extranjeros poderosos

Miguel Febles

Para algunos dominicanos de hoy Juan Bosch es el nombre de un puente regularmente embotellado por la densidad del tránsito de vehículos, y es verdad.

Pero en el fondo es el nombre de un patriota, pensador y político que dedicó la mayor parte de sus energías a la vida pública dominicana desde su regreso al país en octubre de 1961 hasta su pérdida de la conciencia en los años finales del siglo pasado.

Vivió 23 años consecutivos exilado y desde su retorno vivió la política como un vértigo. El 20 de diciembre del 62 ganó la Presidencia de la República, juró el cargo el 27 de febrero del 63 y lo abandonó el 25 de septiembre, siete meses después, bajo la coerción de un golpe de Estado cívico militar que le expulsó de nuevo al exilio. Estaba a punto de cumplir dos años en el país cuando volvía a salir, esta vez extrañado por otros políticos y quizás en parte por su voluntad.

Su breve presencia en la vida nacional en aquellos días marcaría la política dominicana durante 5 décadas.
En aquellos dos años había sido un elemento extraño a su pueblo: un extranjero incapacitado para entender el alma nacional.

En su ausencia se había producido el encierro del dominicano común, y el menos común, al que se le había impuesto un contacto limitado con el mundo circundante, razón por la que Trujillo y su familia se convirtieron en el modelo a la mano, no importa que conscientemente se le rechazara. En la conducta colectiva esto parece, visto desde hoy, particularmente manifiesto.

Antes del ingreso de Bosch al país, lo había hecho John Bartlow Martin, enviado por el presidente John F. Kennedy, primero a valorar la situación política mientras todavía pesaban sobre el país de 1961 las sanciones impuestas por la Organización de Estados Americanos, y luego como embajador, enero de 1962, un hecho que lo convirtió en el otro extranjero que impondría su personalidad, y el peso del gobierno de los Estados Unidos de América, en la vida pública dominicana, si no durante tanto tiempo como pesó la de Bosch, lo suficiente como para ser parte de la levadura de los años políticamente calientes de 1961 al 65.

El día que tumbaron a Bosch también tumbaron a Martin, que salió del país unos días después, para regresar en medio de la guerra civil, pero de esto nos ocupaños más adelante.