Cuando Luis Abinader asumió la presidencia del país se mostró muy interesado en el fortalecimiento del béisbol. Sobresalió su amistad cercana con el ex jugador Moisés Alou. Dejando ver que su interés por mejorar esta disciplina no era solo un deseo nombró a Junior Noboa como Comisionado Nacional de Béisbol.
Posteriormente para fortalecer más a este deporte creó el Comisionado de Pequeñas Ligas y nombró al también exjugador Quilvio Veras.
Es decir, formó un “Dream Team” para el béisbol en el país. Sin embargo, al ver las últimas decisiones del ministro de Deportes, Francisco Camacho, es evidente que no va en consonancia con los deseos del primer mandatario.
Recuerden que el año pasado los niños de la categoría U12 llegaron retrasados al torneo premundial de México porque les entregaron tarde los pasajes y, aún así, se las ingeniaron para ganar la medalla de oro y por primera vez llevarán al país a participar en el Mundial que será celebrado este año en Taipei, China.
A pesar de lograr esa hazaña, el ministro Camacho no los recibió en su despacho como lo hizo con otros atletas, ni tampoco les extendió una invitación al Palacio Nacional para llevárselos al presidente Abinader como logro de su gestión.
Este año, Camacho ha endurecido su postura frente al béisbol, llegando a negar los pasajes aéreos, que es lo único que le han solicitado para los premundiales de las categorías U-15 en Venezuela y U-23 en México.
Este año, el país tiene todavía compromisos con el mundial U-12 y la primera fase clasificatoria para los Juegos Olímpicos en béisbol femenino. En caso de que el ministro Camacho siga con su decisión de no otorgar los pasajes aéreos, las consecuencias podrían ser severas para el país.
No asistir a tres eventos oficiales de la Confederación Mundial de Béisbol Softbol (WBSC) generará sanciones, que con todo su derecho podrían incluir la negación de la participación dominicana en el próximo Clásico Mundial de Béisbol, que es tan esperado en el país.
Si eso ocurre, ¿qué cara tendrá Camacho para explicarle a Abinader? y ¿Qué cara tendría Abinader para explicárselo al país?