Cuando un trauma físico ha sido demasiado fuerte los dientes pueden llegar a “avulsionar” (salida del diente por completo de la boca), el paciente debe acudir al odontólogo durante un período menor a 2 horas, preferiblemente un endodoncista porque es el especialista entrenado para la tarea.
Es necesario que la persona accidentada o alguien cerca de ella recoja el diente sosteniéndolo por la corona (parte que se observa cuando nos reímos), si está sucio puede enjuagarlo de la manera más delicada posible con agua destilada y colocarlo inmediatamente en el alvéolo (cavidad donde va implantado), si no se siente en condiciones de realizar esta maniobra o teme hacerla, debe ponerlo debajo de su lengua, en un frasco limpio con agua destilada, también puede sumergirlo en suero fisiológico o en leche blanca preferiblemente descremada y a temperatura ambiente. Esto se hace para cuidar las fibras que hayan quedado en la raíz del diente cuando se está de camino al odontólogo que atenderá la emergencia.
Estando en el consultorio, el doctor procederá a limpiar las heridas, colocar el diente en un medio de conservación, tomar radiografías, recolocar el diente en su alvéolo y ferulizarlo para evitar que se caiga nuevamente, estoy segura que también le indicará cuál es el tratamiento a seguir en dicho caso.
El tratamiento va a depender de la edad del paciente, la madurez de la raíz del diente a tratar, el estado del nervio dental. En casi todos los casos se debe realizar un tratamiento de canal y medicación dentro de la raíz con recambios periódicos.
Los tratamientos para las avulsiones son un tanto extensos y de pronósticos reservados, pero existen muchos casos documentos con un final exitoso, por lo que recomiendo en todos los casos someterse al tratamiento correcto y durante el tiempo que sea necesario.
Dios les bendiga abundantemente.
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