SANTO DOMINGO.-La preparación de los estudiantes y la instrucción que reciben, así como el ambiente educativo y familiar, juegan un papel fundamental en el reflejo de las buenas calificaciones.
Raysa Martínez, CEO y fundadora de Smart Visión Educational Coaching, en los Estados Unidos, que posee 18 años de labor académica en el campo de la educación urbana, proporciona una lista de prácticas y estrategias altamente efectivas, las cuales están directamente vinculadas a un alto rendimiento académico.
Buena relación
Los estudiantes están más dispuestos a colaborar, participar y aportar en las discusiones en el salón cuando han establecido una relación positiva con sus maestros.
Conocimiento previo
El conocimiento que los estudiantes ya poseen afecta a cuán rápido y efectivo aprenden los nuevos conceptos. Se necesita saber qué han aprendido para construir las nuevas informaciones académicas.
Motivación
Este es el motor que impulsa la disposición de un estudiante a aprender. La falta de la misma es un ancla que entorpece su crecimiento académico.
Economistas y psicólogos han llegado a la conclusión de que usar incentivos moldea el comportamiento.
Altas expectativas
Las investigaciones académicas han demostrado que establecer altas expectativas es la base más confiable para un mayor rendimiento estudiantil.
Instrucción de calidad
La calidad de la instrucción juega un papel vital. Para ofrecer una instrucción de calidad esta debe de estar acompañada de las mejores prácticas docentes.
Padres y tutores
Raysa Martínez reafirma que el hogar, como aula doméstica, juega un papel primordial en el rendimiento académico del estudiante.
Indica que es importante que los padres se involucren activamente en la educación de sus hijos, proveyendo los materiales escolares necesarios, ayudando en las tareas y envolviéndolos en actividades extracurriculares.
Martínez, que también posee una maestría en Educación General y Educación Especial de la Universidad Touro, New York, refiere que el fortalecimiento académico ligado con al desarrollo social y emocional de los estudiantes los habilita para ser miembros más exitosos y productivos de la sociedad.
Concluye diciendo que la empatía del educador con el alumno permite grandes avances académicos, sociales y emocionales, dentro y fuera del aula y una relación positiva con sus maestros es determinante.