Cadáveres y desaparecidos en desastres

Cadáveres y desaparecidos en desastres

Cadáveres y desaparecidos en desastres

Los terremotos son desastres masivos. Un gran teatro de operaciones. Existe suficiente experiencia para convertir a los desastres naturales en una ciencia: la desastrología.

Lo primero que salta a la vista es que hay cadáveres y desaparecidos en forma masiva. Pero es un mito creer que muchos cadáveres causan epidemias o que los cuerpos representan una seria amenaza de epidemia si no se les entierra o quema inmediatamente.

Aun después de una semana es posible encontrar a estas víctimas.

Esto lo decimos para alertar a que está prohibido el uso de fosas comunes o la cremación de las víctimas sin antes identificar a las víctimas. Es un principio básico de las ciencias forenses y es una práctica no recomendable de la OPS/OMS. Desde el punto de vista de los derechos humanos viola el principio de dignidad, al negar a las víctimas la identificación y entierro apropiados de sus cuerpos.

Existen normas estándares que emplean los Cuerpos Forenses para la investigación de víctimas y de desaparecidos tras el desastre que ha ocurrido.

Estas normas surgieron ante la interrogante de si la víctima mortal de desastre es una muerte legal, y sí, por lo mismo, el Estado debe investigar su deceso.

En cualquier caso que surja la muerte violenta, está la obligación de investigar y resguardar la prueba de que ha ocurrido un accidente de desastre y no otra manera jurídica de la muerte.

Por consiguiente las agencias forenses emplean métodos novedosos para documentar los cuerpos, conforman un equipo multinacional de fotógrafos expertos, antropólogos, rescatistas, y médicos.

No se emplean policías en forma directa, porque las desapariciones no han sido forzosas, ni las muertes que se espera ver es un homicidio.

Con el fin de determinar el monto de los desaparecidos y las víctimas se habilita una locación para entrevistar a familiares o víctimas indirectas de los casos planeados; se elabora una lista de huéspedes (familiares) a la que acuden a averiguar sobre la suerte de sus miembros no encontrados.

De esta lista participan otras organizaciones para agilizar la respuesta de los ciudadanos nerviosos. Todo concluye de parte del Equipo Internacional de Forenses con un informe general que comprende un estudio de cada caso, que va desde identificación, detección del tipo de muerte, nacionalidad y hasta un archivo policial si es necesario.

Otra prueba más para el Inacif, quien tras diez años ha avanzado muy poco o tal vez nada.

Ojalá sea receptivo el Presidente de la República de la importancia de esta y otras tareas; que alguien reconozca que el país no está del todo preparado para enfrentar un verdadero desastre con centenas de desaparecidos y muertos, así como la forma para manejarlos.



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