Muchas personas tienen el deseo de entregarle su vida a Dios, pero no dan el paso porque afirman estar esperando “que Él lo llame”.
Ante esta justificación me surge la pregunta, ¿cómo sabes cuando Dios te está llamando?
El primer capítulo del libro de San Juan explica cómo fue el llamamiento por parte de Jesús, Dios hecho hombre, a dos de sus primeros discípulos: Natanael y Felipe.
A partir del versículo 44 cuenta que Jesús quiso ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Luego Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús.
Natanael le contestó: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Felipe le contestó: Ven y ve. Entonces este fue a verlo, pero cuando se iba acercando, antes de mediar una palabra, Jesús le dijo: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño”.
Natanael se sorprendió de que Jesús lo llamara por su nombre, por eso le preguntó: ¿De dónde me conoces? “Jesús le respondió: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”, Juan 1:48.
En esta historia vemos que Jesús puede llamar a sus discípulos directamente o por medio a un sentir o deseo propio.
Como Jesús no está físicamente en la tierra, debes entender que cada vez que uno de sus discípulo te predica el Evangelio es porque Dios te está haciendo un llamado directo. Lo mismo pasa cuando tú sientes en tu corazón que deberías servirle. ¿Tú no estas pensando en venir a Jesús porque lo sientes, tú lo sientes porque Él te está llamando. Así que si esperabas una llamado especial para servirle, ya lo tienes.