Una socorrida definición de locura es: “Hacer lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados”.
Inicio estas líneas de esa manera convencido de que habrá gente que pensará que el loco soy yo, sin reparar en que ellos transitan el camino de la sinrazón.
Agobiados ahora por el degaste y por los escándalos de corrupción, muchos comienzan a soñar con el fin del imperio morado y olvidan algo que todo político debe entender como principio básico, y que años atrás Milagros Ortiz Bosch me enseñó: “Los gobiernos son el resultado de las fuerzas que los llevan al poder”.
¿Cuáles son las fuerzas con que cuenta la oposición para enfrentar las fuerzas que mantienen al PLD en el poder?
¿Cuáles?
Es increíble ver como nadie se detiene a observar que todo, absolutamente todo receptáculo de poder en República Dominicana, se encuentra bajo las mismas manos, los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Y si quieren agréguenle gran parte del cuarto poder, la prensa.
El resto de los poderes fácticos (iglesia, militares, empresarios, etc.) todos están subyugados al más poderoso de los poderes que detenta la maquinaria gobiernista, el dinero.
Pero hablemos con datos:
A finales del 2017, la OXFAM, una ONG que se dedica a combatir la pobreza en el mundo, calculó que en botellas, en República Dominicana se gastan $39,000,000,000, si, treinta y nueve mil millones de pesos al año.
La nómina pública, cuyo desorden hace imposible su cálculo exacto, es estimada entre 650,000-700,000 empleados, y ojo ¡no incluye los ayuntamientos!
Pongamos esto en perspectiva, si esos 700,000 empleados tienen cada uno dos dependientes, que viven o se benefician de su salario y que pueden votar, ya constituyen 2.1 millones de votos.
Ahora bien, quizás contraviniendo su propia conveniencia (ja ja ja) digamos que solo la mitad votaría por quien le permite mantener su familia, habría de entrada un margen de más de un millón de votos de ventaja.
Bajo esa premisa, ¿cómo es que se piensa vencer al PLD?
He observado con mucha esperanza las marchas que se han organizado demandando el cese de la impunidad, las apoyo y aplaudo, esas demostraciones de fuerza animan a seguir adelante, pero es importante combinarlas con la expresión bíblica plasmada en Mateo 10:16: “Miren, los envío como ovejas en medio de lobos, sean astutos como serpientes e inocentes como palomas”.
No existe posibilidad alguna de lograr que bajo la presión de los escándalos y una avalancha de votos en las urnas, haya un cambio de gobierno si se utiliza un lenguaje que genere intranquilidad.
El decirle a Danilo o a Leonel o a quien sea que va preso, es exactamente lo que ellos quieren oír para justificar su permanencia en el poder.
Estamos frente a un entramado en el cual todo el que me lee es familia, amigo o conocido de alguien que se beneficia del gobierno actual, y para esas personas es mejor seguir beneficiándose que reconocer que vamos por mal camino y que se impone un cambio de gobierno.
Muchos pensarían que si comienzan a investigar descubrirían mi botella, mi chequecito, y es mejor dejar las cosas como están.
Es el razonamiento de sálvese quien pueda, que impera actualmente.
En política, decía mi padre, no se acorrala, siempre se deja una puerta abierta. Y aunque la frustración y el enojo se hayan apoderado de muchos, es importante dejar la puerta abierta para evitar que alguien recurra a decisiones radicales.
En el muy hipotético caso de una derrota del PLD (eso amerita otras líneas), hay que crear las condiciones para aceptar esa derrota, no pensando en quienes protagonizan este drama, sino en todos los actores de reparto, las fuerzas que ahora sostienen el poder.
Créanme que hay que tener mucho autocontrol para plantear esto, pero observando el horizonte político, en este momento es imposible construir una fuerza que derrote a quien controla todo, y reitero, lo más importante en una sociedad carcomida, a quien posee las papeletas.
Concéntrense en unir la oposición, al poder no se llega con una simple victoria, sino vía knockout, y para eso se necesita todo voto posible, de nada sirve una carabina sin munición.
No descalifiquen o ridiculicen a nadie, y por amor de Dios:
Cabeza fría señores, cabeza fría.