Hugo López Morrobel
Los espectáculos tienen mucho de verdad y de mentira, en unos casos mucha gente queda satisfecha, pero otros siempre se quedan con deseo de más acción.
En la actualidad, por ejemplo, los críticos del enfrentamiento entre Floyd Mayweather y Conor McGregor argumentan que ese será un show de mal gusto que desvirtúa por completo la esencia del boxeo, mientras los que lo defienden, vaticinan que será espectacular, e incluso que será el inicio de una simbiosis entre boxeo y deportes extremos, disciplina que se podría institucionalizar.
Algo similar ocurre cuando se produce una pelea entre dos estelares, y uno de ellos no da pie con bola, como fue el caso del choque entre Saúl Canelo Álvarez y Julio César Chávez Jr.
En política ocurre lo mismo, y con más énfasis, cuando los eventos se producen en países que como el nuestro no hay cultura de que se haga justicia “caiga quien caiga”.
Tras los apresamientos de funcionarios, exfuncionarios, legisladores y lobistas, la gente quiere que el circo se expanda, al considerar que “no son todos los que están ni están todos los que son”.
Para los amantes del béisbol, el procurador Jean Alain Rodríguez está bateando para .400, un promedio muy bueno, sin embargo, todavía no se ha enfrentado a los bateadores más poderosos, y se piensa que podría alegar lesión antes de que los “pejes gordos”, envueltos, entren a juego.
Lo ideal sería que Jean Alain Rodríguez se case con la gloria, y le lance a los bateadores que en base a esteroides y otras marrullas tienen un historial para ir al Salón de la Fama.
Del roster de 27 que se anunció originalmente, resta más de la mitad de los integrantes del equipo de implicados.
