Altagracia Suriel
Brillante Navidad de República Dominica se ha convertido en espectáculo obligatorio para las familias dominicanas en el mes de diciembre. Aunque hay quienes se oponen a esta iniciativa es mezquino no reconocer sus fortalezas.
Brillante Navidad nace de la concertación asociativa entre actores públicos, privados y ciudadanos para materializar una idea innovadora de gran impacto social que congrega a miles de dominicanos.
Disfrutar Brillante Navidad es una experiencia única. Reflexionando sobre esta iniciativa, pensamos también en el mensaje del papa Francisco, que nos invita a ser Navidad para otros, encarnando todos los signos que se asocian a este espíritu de fiesta.
Como Brillante Navidad estamos llamados a iluminar nuestras casas, las familias, los ambientes de trabajo y la sociedad con la luz de la paz y la armonía.
Que seamos luz convertida en esperanza para el pobre que pierde la ilusión ante la impotencia y pesimismo que genera el no encontrar quien le tienda la mano para ayudarle a descubrir que en sí mismo está la fuerza para construir un futuro mejor en base a la responsabilidad personal y el esfuerzo.
Que nuestra luz brille para el que está postrado por la depresión. Que encuentre en nosotros a alguien que le escucha, alienta y acepta.
Que nuestra luz sea fortaleza para mujeres atrapadas en el círculo de la violencia y la dependencia. Que puedan descubrir su valor y romper las cadenas de la opresión porque sus vidas les pertenecen a ellas mismas y no al hombre al que están sujetas.
Que nuestra luz se convierta en saludo, sonrisa y afecto para el vecino anciano que no tiene hijos que lo visite ni siquiera en Navidad.
Que nuestra luz brille para ese alguien a quien tenemos que perdonar o que tiene que perdonarnos. Que la luz se manifieste en un primer paso de acogida que restaure una relación que es más importante que los egos de las personas involucradas en ella.
Que en esta Navidad seamos la luz del Jesús que es alegría, esperanza, paz, solidaridad, perdón y amor. Seamos Brillante Navidad, seamos Navidad.
