SAO PAULO.-Andressa Urach pasó de ser una madre soltera adolescente apodada “Estaca” a personaje televisivo con un físico escultural gracias a implantes de silicona, esteroides anabólicos, una operación en la nariz e inyecciones de hidrogel y botox. Y no tenía reparo alguno en hablar de todas sus intervenciones en público.
“Hay bastantes mujeres feas”, declaró el año pasado. “Si tienes el dinero, puedes ser hermosa. Esta cara bonita que ves aquí, querido, cuesta mucho”.
Más de lo que ella pensaba. Urach, una mujer de 27 años que era tal vez la principal promotora de la cirugía plástica, sufrió hace poco un shock séptico y terminó conectada a aparatos tras complicarse una intervención para aumentar sus muslos, en un episodio que avivó el debate en torno a los riesgos que corren las mujeres para lucir más bellas en un país que acaba de desplazar a Estados Unidos como la capital mundial de las cirugías plásticas.
La muchacha, quien terminó segunda en el concurso Miss Bum Bum, finalmente se lamentó de “haber envenenado mi cuerpo por vanidosa”.
Urach apareció en televisión esta semana por primera vez desde que se sintió enferma hace dos meses. Sus lesiones todavía son visibles. En declaraciones a Rede TV atribuyó sus penurias a una “sociedad que lamentablemente tiene parámetros de belleza en los que una tiene que ser perfecta”.
“Espero que estas heridas sirvan de advertencia a otras mujeres”, señaló. Desde que Urach tuvo su crisis, varias celebridades han admitido que terminaron internadas en hospitales por intervenciones parecidas.
En octubre, una mujer de 39 años falleció por una embolia pulmonar horas después de que se le inyectase hidrogel en las nalgas en la ciudad de Goiana.
Expertos y activistas dicen que la cultura brasileña ha obnubilado a las mujeres, quienes no pueden ver los peligros de estas operaciones y se someten a tratamientos cada vez más peligrosos, con materiales y métodos que no han sido aprobados, llevados a cabo a veces por gente que no está habilitada.
“Nos venden estas cirugías plásticas, estas inyecciones sintéticas, como si fuesen cualquier otro producto”, afirmó Sara Winter, activista de la causa de los derechos de la mujer que participó en una protesta en la playa de Copacabana en diciembre, mostrando una enorme aguja de cartón y carteles deseándole una pronta recuperación a Urach.
Brasil tiene unos 5.500 cirujanos plásticos habilitados y otros 12.000 médicos que no se han especializado pero de todos modos realizan procedimientos cosméticos, según el Consejo Federal de Medicina, que es el encargado de licenciar a los médicos.
Algunas mujeres recurren incluso a paramédicos o a gente sin ningún tipo de estudios médicos formales.
La Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica dijo que Urach recibió una dosis de silicona en forma de gel que era 200 veces lo que permite el gobierno y que se usó un hidrogel que no ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos.
No está claro dónde se llevó a cabo la intervención ni quién la hizo. Urach no lo reveló. A pesar de los cuestionamientos, la demanda de intervenciones cosméticas sigue siendo alta. Brasil desplazó hace poco a Estados Unidos del tope de la lista de países con más cirugías pláticas, con 1,5 millones de intervenciones en el 2013, de acuerdo con la Sociedad Internacional de Cirugías Plásticas Estéticas.
Una de las mejores amigas de Urach, Jessica Lopes, estrella como ella de reality shows que la conoció en el concurso Miss Bum Bum, declaró al portal EGO que las dos programaban visitas al cirujano plástico juntas, como si se tratase de “una escapada a un centro comercial”.
Muchas mujeres jóvenes visitan a médicos y les dicen que quieren tener cuerpos de modelos como Urach o al menos mejorar su autoestima.
Ivo Pitanguy, un brasileño que es uno de los mejores cirujanos plásticos del mundo, ha dicho que los médicos deben actuar como “psicólogos con un bisturí en la mano”. “La vida de las mujeres ha cambiado”, expresó el doctor Fernando de Almeida, presidente de la rama de Sao Paulo de la Sociedad de Cirugías Plásticas.
“La cirugía plástica ayuda a las mujeres que pensaban que se les venía el mundo encima porque sus pechos estaban caídos o tenían barriga”.
“La cirugía plástica está muy asociada con esta ilusión de ser alguien”, dijo Alvaro Jarrin, profesor del Collegio de la Santa Cruz que ha investigado la creciente popularidad de la cirugía plástica entre personas de bajos ingresos. “Para la creciente clase media, con más poder adquisitivo, la cirugía plástica es una forma de progresar en la vida”. Urach dijo en una ocasión que se había retocado la nariz “para tener el rostro de una muchacha rica”. Luego de terminar segunda en el concurso del 2012 para seleccionar el mejor trasero, fue invitada a un reality show en el que se desnudó totalmente y terminó conduciendo un programa en el que ella misma se tiró agua sobre sus pechos mientras entrevistaba a políticos sobre la sequía en el sur de Brasil.
Para Vania Prisco, una abogada de 31 años de Río de Janeiro, los problemas de Urach son un recordatorio de los trastornos que ella misma tuvo con operaciones cosméticas. Prisco se recupera de una operación llevada a cabo en el 2013 por una mujer que resultó no tener títulos de medicina.
La idea era rellenar su trasero con acrílico, pero sufrió una infección que se extendió por todo su cuerpo y la tuvo hospitalizada seis meses.
Si bien hizo una denuncia policial, las autoridades todavía no han dado con la mujer que llevó a cabo la operación. “Me engañaron. Solo escuchaba cosas buenas. Nadie te dice los problemas que puedes sufrir”, manifestó Prisco.
“Hice algo estúpido. Ni siquiera lo necesitaba porque era bonita. Me olvidé que lo más importante es estar saludable y feliz”.