SAN FRANCISCO, California.-Los botones que permiten «matar» un teléfono inteligente a distancia, para hacerlo inutilizable a eventuales ladrones, recibieron el crédito el miércoles por la notoria reducción de robos de estos aparatos en Londres, Nueva York y San Francisco.
En Londres, la cantidad de reportes de teléfonos robados bajó 40% el año pasado, justo después de que se introdujera esta nueva función, según autoridades.
El año pasado, San Francisco registró un descenso de 27% en los robos de teléfonos en general; mientras los robos de iPhones en particular cayeron 40%, de acuerdo al fiscal de distrito de esta ciudad californiana.
Apple, que tiene sede en California (oeste de EEUU), fue la primera compañía que introdujo los interruptores que permiten borrar la información a distancia e inhabilitar los teléfonos.
Convertidos en algo inútil, los ladrones no se interesan en revenderlos a otros usuarios.
En Nueva York los robos de teléfonos en general bajaron 16% y los de iPhones en particular 25%, según autoridades locales.
En Londres, el promedio mensual de teléfonos robados se redujo a la mitad desde septiembre de 2013, lo que resultó en 20.000 menos víctimas anualmente, según cifras divulgadas por el alcalde Boris Johnson.
«Esta importante reducción de robos de teléfonos inteligentes después de la implementación de la tecnología ‘kill-switch’ (botón de matar) no es una coincidencia», dijo William Bratton, comisionado de la policía de Nueva York, en un comunicado conjunto.
«Restringir las posibilidades de mercadear teléfonos y equipos electrónicos robados tiene una relación directa con la reducción de crímenes y violencia asociados, como quedó evidenciado en Londres, San Francisco y Nueva York», añade el texto.
Autoridades de Nueva York y San Francisco habían lanzado en junio de 2013 una iniciativa para buscar soluciones a este problema. Entre otras cosas, hicieron presión para que la industria adoptara esta tecnología como un disuasivo.
Apple añadió la tecnología en los iPhones en septiembre de 2013, bajo la forma de un candado de activación que pide nombre de usuario y contraseña para poder reactivar los teléfonos que han sido inhabilitados a distancia por sus propietarios.
El titán surcoreano Samsung lanzó su propia solución el año pasado con su Galaxy S5.
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