Tras el ajusticiamiento de Trujillo el primer líder de masas fue Bosch. Lo seguían muchísimos anti-trujillistas de clase media hacia abajo.
El reinado de Bosch duró poco por su impericia e intolerancia de militares y empresarios. Desde entonces, los boschistas han honrado un atributo de don Juan: creerse moralmente superiores a sus adversarios.
Así fue con los perredeístas frente a Balaguer, los peledeístas frente a sus antiguos compañeros del PRD y ahora los perremeístas ante todos los anteriores.
Balaguer, en vez de asumir poses moralistas se ocupó de gobernar como un estadista, fue presidente siete veces y gobernó casi 23 años.
Con el balaguerismo extinguido pues distinto a Bosch no tuvo herederos políticos ni continuadores, las principales fuerzas políticas actuales tienen un origen boschista: PRM, PLD, FUPU y el PRD. Cada una puja por asumir o simular ser más impoluta y casta que las demás.
Tras las elecciones municipales y la barrida del PRM, los perdidos alegan que los gobiernistas “compraron” su triunfo, lo cual significaría que peledeístas, leonelistas y perredistas se “vendieron”.
Estos estúpidos alegatos no empeoran la imagen de los políticos. Pero sí dañan nuestra envidiada democracia. Quizás por esa idiotez opositora ya Luis está virtualmente reelecto.