Boric y las pensiones

Boric y las pensiones

Boric y las pensiones

Frederich E. Bergés

El presidente de Chile, Gabriel Boric, de 35 años y cuya popularidad va en espiral descendente con una tasa de desaprobación del 65%, recién anunció una futura reforma del sistema de pensiones de ese pais.

El conjunto propuesto se apoya básicamente en un nuevo aporte por parte de los empleadores, una estatización del manejo de los recursos para futuras pensiones y beneficios universalizados para aportantes y no aportantes.

Bajo un lema populista, donde los formales pagan el sistema con sus aportes impositivos, se pretende una mejora de las pensiones que habrán de recibir los chilenos en el futuro.

Ello inspirado en las falacias de que las administradoras de pensiones se quedan con las ganancias de los fondos aportados al sistema, que con menor riesgo habrá mayor rentabilidad y que el manejo del estado es más eficiente.

El nuevo esquema propuesto crea un incentivo perverso al determinar quien no ahorra no tendrá problemas porque siempre el estado estará ahí.

Aun cuando el sistema chileno fue la cuna del actual sistema de pensiones de capitalización individual, en la República Dominicana hemos sido mucho más avanzado.Desde sus inicios nuestro sistema contempla un aporte de los patronos, un seguro social y la figura de la pensión solidaria, aunque aúnal Estado le falta mucho para cumplir con todos los dictámenes de la Ley 87-01 y el monto total aportado sea insuficiente.

En vez de enfrentar las realidades matemáticas como el monto del aporte, la longevidad humana, el tiempo en que cada persona se mantiene económicamente activa o la magnitud e impacto del mercadoinformal, la visión del presidente chileno descansa en un aumentado rol estatal.

Algo parecido, pero con otro disfraz, a lo acontecido en Argentina en 2008 y el llamado ‘corralito’ que estatizó los ahorros previsionales para pasar a un sistema de reparto, el cual está llamado en el tiempo a fracasar.

No hay dudas de que los sistemas de pensiones, como el nuestro, requieren mejorías para que los futuros pensionados reciban mejores ingresos. Estas están bien documentadas en el foro internacional recién celebrado. Lo que carece de lógica y justeza es procurar retornar a un sistema de reparto y seguir de espaldas al enorme problema de la informalidad laboral.