El precio de los bonos generalmente se mueve en dirección opuesta a los cambios en las tasas de interés del mercado. Si las tasas de interés bajan, el precio de los bonos generalmente sube, y viceversa.
Por lo que, con tasa de interés más altas, hará que los bonos ya emitidos sean menos atractivos para los inversionistas.
¿Por qué los bonos son sensibles a las tasas de interés? Lo primero es que los bonos son competitivos entre sí. Cuando los bancos centrales suben las tasas de interés, los nuevos bonos que se emiten pagan una tasa de interés más alta, por lo que los inversionistas que los compran reciben pagos más altos. Los bonos más viejos deben hacer algo para seguir siendo competitivos o, de lo contrario, nadie los comprará.
Debido a que las tasas de interés de los bonos más viejos no cambian, la única forma de aumentar su rendimiento es reducir su precio de compra. En otras palabras, los inversionistas compran el bono con un descuento de su valor a la par (valor de emisión o nominal del bono).
El riesgo de tasa de interés es común a todos los bonos, incluso hasta para los bonos americanos. El vencimiento de un bono y su tasa cupón (interés anual que se paga sobre el valor nominal de un bono) afectan el precio del bono como resultado de cambios en las tasas de interés del mercado.
Si dos bonos ofrecen tasas cupón diferentes, manteniendo las demás características (vencimiento y calidad crediticia), entonces el bono con la tasa cupón más baja experimentará una mayor disminución de precio a medida que las tasas de interés del mercado se eleven.
Igualmente ocurre con el vencimiento del bono y la tasa de interés: cuanto más largo sea el vencimiento del bono, mayor será el riesgo de que su precio se vea afectado por cambios en las tasas de interés antes del vencimiento, teniendo un efecto negativo en el precio del bono. De manera que, así es que funciona el mercado de bonos.