“Bono Navideño” demanda cuentas claras

“Bono Navideño” demanda cuentas claras

“Bono Navideño” demanda cuentas claras

Periodista Luis García

Probablemente los colores azul y blanco sean los favoritos de los beneficiarios del “Bono Navideño”, una iniciativa de la administración del presidente Luis Abinader para sustituir las tradicionales canastas navideñas que durante décadas los gobiernos han entregado a las familias pobres en esta época especial del año, caracterizada de una fuerte carga religiosa y festiva.

En medio de quejas de familias de escasos recursos económicos que aspiraban a recibir los RD$1,500.00, pero que nunca les llegaron, el Gobierno ha sido parco en ofrecer explicaciones, acción que se contradice con su política de transparencia.

De acuerdo con las autoridades, el “Bono Navideño” consiste en una tarjeta prepago con chip de seguridad que contiene el referido monto para consumirlo en colmados, tiendas y supermercados, de manera que sirviera en el propósito de comprar los artículos necesarios en la cena de Nochebuena.

A pesar de que se anunció que los recursos estarían disponibles desde el 11 de diciembre, pasaron los días de Nochebuena y de Navidad, sin que el “millón” de beneficiarios haya dado señales del disfrute del subsidio.

Tampoco el comercio ha mostrado la algarabía, debido a la alta suma que iría a sus arcas por ese concepto.
Desde el principio llamó a la atención en el hecho que la tarjeta no se entregaría en oficinas, abriendo el camino de una práctica que colide con la transparencia y la rendición de cuentas. También las entidades.

Progresando con Solidaridad y la Administradora de Subsidios Sociales advirtieron de que los “agraciados” debían esperar a ser contactados, en vista de que, presuntamente, ya estaban seleccionados conforme a los registros del mapa de pobreza del Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN).

La iniciativa del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) podría estar revestida de la mejor buena intención, pero el secretismo con el que ha sido manejada la ha afectado significativamente.

Deja preguntas que merecen respuestas de la autoridad responsable. Y en este proceso está involucrada una institución del Estado que merece contar con buena reputación: el Banco de Reservas.

El comportamiento ético y moral se predica con el ejemplo, no a través de narraciones para construir percepciones positivas. La práctica recurrente de los valores morales en una determinada sociedad genera dividendos, lo que, por igual, les sucede a las organizaciones, sean políticas o corporativas.

En este punto vale la pena citar la frase de Benito Juárez, político mexicano, cuando dijo que “los hombres no son nada, los principios lo son todo”. Y, ciertamente, las personas que no observan los principios morales se convierten en mediocres, a las que el filósofo José Ingenieros definiría como “aquellas que tienen ruinas en el cerebro y prejuicios en el corazón”.

La República Dominicana, en la que predomina el individualismo y el consumismo, se desestructuran las organizaciones, se deslegitiman las instituciones y desaparece la identidad colectiva; requiere que se trabaje intensamente en la formación de individuos para la tolerancia, la solidaridad y la convivencia. El hecho de vivir en sociedad debería desarrollar valores sociales que tengan como propósito la sana convivencia entre las personas, independientemente de color de la piel, estrato social o creencias políticas y religiosas.

Lo anterior implicaría la creación de un nivel de conciencia social que permita asegurar la cohesión necesaria para la construcción de un mejor país. Pero esto significa que tenemos que abandonar ciertas prácticas que contribuyen a procurar intereses particulares por encima de los colectivos.

La convivencia consiste en aprender a tolerar, a comprender las diferencias y a limitar la propia voluntad.

Si la presente administración quiere ser plenamente honesta, entonces debe rendir cuentas claras, y parece que el “Bono Navideño” constituye un desafío en ese sentido.